Regnum Christi México

11. Rechazar la plenitud

Regnum Christi
Te invito a no rechazar la plenitud que se te ofrece en los tres llamados. No renuncies a ser misión, no renuncies a vivir tu llamado a la grandeza del amor. Sé el sueño de Dios, ¡glorifica al Señor con tu vida!

 

Por: P. José R. Valencia, L.C.

En el artículo pasado vimos que el hombre necesita seguir tres llamados para ser feliz, el llamado a la santidad, a un estado de vida grande y el llamado al servicio. Sólo mediante bondad, grandeza y servicio el hombre se siente lleno. Jesucristo encarna en plenitud estos llamados y al mismo tiempo se convierte Él mismo en camino para responder a los mismos. Lo maravilloso es que somos libres y podemos optar por el amor, lo triste es que podemos rechazar estos llamados.

Juan Pablo II utiliza un modelo tripartito para explicar la dinámica del llamado y la respuesta (John Paul II, 1996) que me parece nos puede ayudar.

  1. Llamado

Dios nos llama a ser buenos, a ser santos, a hacer algo grande con nuestras vidas y a servir. Este llamado se presenta de maneras normalmente discretas, se nos sugiere, nos inquieta, pero no nos obliga. Y nosotros tenemos la libertad para responder ante esa atracción o para rechazarla con indiferencia. Es como si nosotros mismos nos quisiéramos engañar distrayéndonos. Qué fácil es distraerse en el mundo de hoy y perder esos llamados. Un mendigo se presenta en nuestro caminar y hacemos como que no lo vemos y fingimos tener mucha prisa. Este mendigo puede ser un amigo, un familiar, un apostolado o mi equipo de perseverancia. Es Dios que me pide algo, o en el caso del llamado sacerdotal, ¡es Dios que me lo pide todo! Qué misterio el de la libertad humana, tenemos en nuestras manos la oportunidad de construir un mundo mejor o de encerrarnos en nuestros pequeños gustos egoístas. Cada día podemos acostarnos y preguntarnos cuáles fueron los llamados de Dios que respondí y cuáles rechacé.

  1. Elección

Después de que Dios llama, unge. Es decir, elige. En el antiguo testamento se ungía con aceite a los reyes o a los elegidos para una misión. Te escoge para ser luz de las naciones, te nombra oficialmente su enviado para servir, para sonreír, para impulsar ese apostolado, para ayudar a esa persona. Aquí puedes responder con devoción, maravillándote por esas oportunidades que tienes de hacer algo con tus minutos, algo que deje huella, para amar. O puedes cerrarte y dejar pasar esa oportunidad de servicio. Esa oportunidad de seguir a Cristo más de cerca con una vida dedicada hacia él en una vocación sacerdotal o en el servicio a una familia como un buen esposo y padre. ¡déjate elegir por Cristo! Deja que su aceite y su perfume de unción te impregnen. Recibe el espíritu de fortaleza para luchar por la santidad, para ser fiel a tu matrimonio o consagración, para entregarte a servir a los demás. Usa tu tiempo para construir puentes, para iluminar el camino hacia Jesucristo y siéntete apoyado por Él para lograrlo.

  1. Misión

Ahora tienes ya un encargo, una comisión. Se te entrega una función concreta que realizar con tu vida, eres misión (Pope Francis, 2013). Ya no es sólo un favor aislado, te das cuenta de que fuiste llamado para misionar siempre, para servir en todo momento, para amar hasta que duela. Esa entrega sencilla, oculta, constante de abrazar tu cruz de cada día y seguir al Señor. La entrega diaria de una mamá, de un esposo, de un sacerdote. Eso que no sale en los periódicos, pero hace historia, esos miles de detalles que tejen nuestras vidas. Nuestra misión de fidelidad, nuestra entrega sin reflectores, nuestro amor en los detalles. Podemos tener una vida de eterna huida para no servir. Nos podemos acobardar y encerrar en nuestros egoísmos. Esos espejismos que nos impiden entregarnos, esa búsqueda del placer, de la comodidad, de nuestro orgullo y vanidad. O podemos abrazar la misión de dar y dar con alegría. De aprender a avanzar con una vida llena de imperfecciones, pero llena de entrega y alegría. Una vida en la que podemos gozar de la esperanza de que todo contribuye al bien, de que Dios hará algo grande cuando su plan llegue a plenitud.

Así pues, te invito a no rechazar la plenitud que se te ofrece en los tres llamados. Cuántos renuncian a revolucionar ese auto que tiene un gran potencial y se conforman con vivir anestesiados en el sistema. ¡Mejor, decídete! Si eres casado acepta los retos de una fidelidad perseverante, si eres sacerdote goza entregándote con esa batalla que es cruz, pero es ternura, si eres soltero, encuentra esa aportación única de tu estilo de santidad. Pero no renuncies a ser misión, no renuncies a vivir tu llamado a la grandeza del amor. Sé el sueño de Dios, ¡glorifica al Señor con tu vida!

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Referencias

John Paul II. (1996, March). Post-synodal apostolic exhoration Vita Consecrata. Retrieved July 23, 2020, from http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/en/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_25031996_vita-consecrata.html

Pope Francis. (2013). Gaudete et exsultate: Apostolic Exhortation on the call to holiness in today’s world. Retrieved October 10, 2018, from http://w2.vatican.va/content/francesco/en/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.html

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