Por: P. José R. Valencia, L.C.
Recientemente terminé de leer un libro llamado Unprotected (Grossman, 2007). La idea fundamental es que la mujer ha quedado más desprotegida que antes después de la revolución sexual, la tolerancia y el multiculturalismo. La supuesta igualdad absoluta de sexos se ha olvidado de la vulnerabilidad especial de la mujer en algunos campos tales como el del amor. Está probado (Grossman, 2007) que la mujer se engancha más que el hombre por los efectos de la oxitocina y como resultado sufre más las consecuencias de un amor falso. La así llamada hormona del amor, genera vínculos de confianza y de unión especialmente fuertes en la mujer cuando tiene una relación íntima que le permiten una donación total y esperan ser correspondidos.
Por otro lado, se creía que los anticonceptivos y el aborto traerían una protección a la mujer de “los nocivos efectos del amor” pero no hizo más que dejarla más vulnerable. Durante años se nos ha estado vendiendo la idea de que el embarazo es no deseado y que es casi como una enfermedad para la mujer, cuando en realidad es todo lo contrario. El embarazo debe de ser el fruto del amor, y una realidad que nunca debería vivir una mujer sin un hombre que la soporte y acompañe. Está comprobado (Bachiochi, 2013) que la revolución sexual de los años 60´s impulsada por la píldora anticonceptiva (que muchas veces es abortiva), provocó que los hombres sean menos responsables, menos dueños de sí mismos, menos padres y menos compañeros. Y dónde no hay hombres de verdad, las mujeres sufren las consecuencias (o viceversa obviamente). Hay más violencia contra la mujer, hay más sexo sin amor, hay más conductas que las dañan. La mujer queda más y más desprotegida y los hombres se sienten más libres del verdadero compromiso.
Mujer, ¡no te dejes!, no le compres al mundo la idea de que el hombre es igual que tú, que no mereces protección; ¡eres única e invaluable! Te invito a reconocer tu dignidad de mujer y a exigir la responsabilidad del hombre y su autodominio para protegerte. El precio del sexo es un amor definitivo y total que se llama matrimonio. Tú eres quien pone las condiciones. En el matrimonio ambos se entregan, superan el egoísmo y se encuentran protegidos para poder proteger la dignidad del amor y de la vida (St. John Paul II, 1981). No lo diluyas.
Como mujer estás llamada a exigir hombres íntegros. Como novia conoce a tu compañero y muéstrale las exigencias del amor. Como esposa ayúdale a potenciar sus cualidades. Como mamá tendrás la hermosa tarea de educarlo y poner los cimientos de una masculinidad plena (link al art 8). Sin olvidar que nadie puede dar, o exigir, lo que no tiene. Desarrolla todo el potencial de tu feminidad, permite que florezcan las virtudes (link al art 12) y abraza tus vocaciones más profundas (link al art 10).
Mujer déjate liberar por Cristo, por un amor verdadero, por la protección que brinda un hombre sensato que también necesita de ti, por un camino de lucha por la santidad con la que Dios sueña verte embellecida. Las mujeres tienen la llave para destrabar el corazón egoísta del hombre y abrir la sociedad hacia la belleza de Dios. Mujer, ¡sé tú misma!
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Referencias
Bachiochi, E. (2013). Women, Sexual Asymmetry, and Catholic Teaching. Christian Bioethics: Non-Ecumenical Studies in Medical Morality, 19(2), 150–171. https://doi.org/10.1093/CB/CBT013
Grossman, M. (2007). Unprotected : a campus psychiatrist reveals how political correctness in her profession endangers every student (Paperback edition.). New York New York: Sentinel a membre of Penguin Group (USA) Inc.
St. John Paul II. (1981). Love and responsibility (Revised ed). New York: Farrar Straus Giroux.
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