Regnum Christi México

8. Etapas de la masculinidad

Regnum Christi

Es tiempo de formar grandes hombres para una nueva época. Hombres de acero y no de plastilina. Hombres que forjen hombres como el hierro afilado por el hierro. ¡Formar apóstoles!

Por: P. José R. Valencia, L.C.

Uno de los grandes retos para sembrar una nueva época es tener hombres y mujeres de verdad. Mucho se ha hablado de la crisis de la paternidad y de la masculinidad como parte de los síntomas del cambio de época. Mi especialidad pastoral ha girado en torno a la formación de apóstoles hombres. Cada verano organizamos una convención de una semana dedicada a forjar hombres católicos maduros del Regnum Christi. La convención se inspira en una temática militar y en la búsqueda de un propósito: why we fight.

Desde diferentes ópticas y esquema, cada año abordamos el tema de la masculinidad. Trabajamos en cómo avanzar por las etapas que la van definiendo, basándonos en estudios especializados (Eldredge, 2001; Elredge, 2009; Maltby, Day, & Macaskill, 2017). Te recomiendo ver este video que ya es un clásico https://www.facebook.com/watch/?v=1349031148580893. En él se aprecia la necesidad de que el mundo tenga guerreros. La voz del video es de Jim Caviezel, el actor que hizo de Cristo en la pasión dirigida por Mel Gibson. Es un testimonio que pronunció poco después de estrenar la película más reciente de San Pablo. En esa conferencia Jim explica que no es fácil ser un actor de películas católicas, que no es fácil ser hombre en el mundo de hoy, que siempre hay momentos duros. Así con este testimonio en mente, ¿cuáles son las etapas que te invito a trabajar en la formación de la masculinidad?

Boyhood

¿No es Efraím para mí un hijo predilecto, o un niño mimado, para que después de cada amenaza deba siempre pensar en él, y por él se conmuevan mis entrañas y se desborde mi ternura? (Jer 31,20) ¡qué importante es para todo hombre ser niño, y niño muy amado por su padre como Cristo en el río Jordán al bautizarse, que volvió a escuchar lo que en su niñez recibió: Tu eres mi hijo muy amado (Lc 3,22). En la niñez desarrollamos la seguridad y la alegría de tener un padre. Y en su defecto, surgen las primeras heridas de la masculinidad que producen sentimientos de orfandad y abandono. Estas heridas, si no se superan, en el adulto provocan un anclaje en el jugar excesivamente, compras sin control, miedos, dependencia e incompetencia. Nuestros papás pueden ser más o menos acertados a la hora de transmitir esto. Nuestro padre Dios es perfecto en hacernos sentir amados, si se lo permitimos y nos abrimos a su gracia. Nunca es tarde para consolidar el niño que llevamos dentro si le abrimos la puerta a nuestro padre Dios.

Adventurer

La vida es dura, tiene sacrificios y retos, hay peligros. Por ello el hombre al enfrentarse a ellos necesita encontrar su misión, su identidad para no desanimarse. Necesita aprender a fracasar para levantarse. Como Cristo en Nazaret que seguramente fue aprendiendo a trabajar, a estudiar, a orar, a predicar. La seguridad de la etapa de la niñez permite que en la adolescencia el hombre se lance a explorar. El hombre ama la aventura, ama arriesgarse, abandonar sus seguridades para remar mar adentro. Necesita tener su espacio, rasparse, ganar algunas cicatrices. Cuando esta etapa se vive íntegramente el adulto ya no necesita vivir exponiéndose a riesgos ni estar buscando ansiosamente novedades. Ya no necesita vivirlas para afirmarse porque tuvo ya su momento de exploración.

Warrior

Llega el momento de encontrar el sentido de esa misión y aventura, ¿por qué luchamos?, ¿para qué luchamos? O mejor aún, ¿por quién luchamos? Es el momento de la fidelidad a los propios valores y a la necesidad de sentirse parte de un grupo. El corazón del hombre comienza a latir con más fuerza pues la vida comienza a ponerlo a prueba, a cuestionar sus principios, a absorberlo en la corriente del “todos lo hacen”. Sin embargo, un guerrero sabe dar la batalla para ser él mismo y perseverar en la misión, pues tiene claro el sentido. En Alicia en el país de las maravillas, Alicia le pregunta al conejo qué camino tomar. El conejo responde con otra pregunta: ¿a dónde vas? Y cuando Alicia no responde, el conejo le sugiere entonces tomar cualquier camino… Necesitamos el sentido, el a dónde, el por quién para poder saber el camino.

Cuando esta etapa no es superada correctamente, el adulto será indiferente, enfermará de pasividad, sin deseos de hacer algo realmente grande con su vida. Jesús retirado el desierto (Mt 4,1) nos enseña a ser guerreros, a conquistarnos a nosotros mismos para poder conquistar el mundo. Sabe dar frente a las tentaciones, quiere cambiar el mundo. Si el hombre carece de un sentido, no pelea y se esconderá en la pasividad del escepticismo (nada es posible), del control (sólo acepto lo que puedo controlar) o del activismo (vivir con prisas para no pensar en el rumbo).

Lover

Intimidad, amor, belleza, misterio y caridad son las virtudes propias de esta etapa. El hombre está hecho para amar y ser amado, para proteger, para generar. Se trata ya no de responder a la pregunta ¿quién soy yo?, sino ¿para quién soy yo? Jesucristo lo encarnó al dar la vida por sus amigos (Jn 15,13) y por su esposa la Iglesia. Cuando el hombre no aprende a ser un buen amador tendrá que amarse a si mismo y esclavizarse del egoísmo, la frialdad del orgullo, la agresividad o el placer. Le pasa lo que al rey maldito de Game of thrones, que “nadie lo podía defender de sí mismo”. Cuando se supera bien esta etapa se logra dejar atrás el narcisismo y lanzarse a todo por amor como expresa San Agustín: “La medida del amor es amar sin medida”. El hombre a pesar de ser más racional se abre al misterio, a la intimidad con Dios y con la otra persona. No tiene miedo a perderse entregándose (Mt 10,39). Encuentra a su amada y decide perder su vida por ella. Inicia la etapa de donación, de sacrificarse para hacer feliz a la otra persona. El hombre aprende a complementar su racionalidad y lógica con la belleza de la contemplación, de la ternura, de la dulzura de esperar, de sembrar, ¡de dar!

King

Un hombre maduro, adulto está llamado a ser rey. Un rey que conoce que la autoridad es servicio, que está llamado a proteger poniéndose al servicio de los demás con humildad, pero con determinación. Es el momento de expandir el reino, la familia, los proyectos de vida. Es la hora de la creatividad para no estancarse, la hora de la flexibilidad de quién descubre la esencia de las cosas. Como Cristo resucitado que hace nuevas todas las cosas, que quiere construir un reino de justicia, de paz, de amor. No domina, sirve, enseña con el propio ejemplo. Nuestro mundo tiene alergia a la autoridad, pero está sediento de esa solidez que brinda un hombre maduro, firme, perseverante y con convicciones. Un verdadero rey, al igual que Cristo, sabe que su reino no es de este mundo (Jn 18, 36). Se sabe administrador de una familia, de una Iglesia, de unos hijos, y sabe que tendrá que dar cuentas de su reinado. Cuántas veces a los hombres de este tiempo les pasa lo que le sucedió al rey Boabdil. Él tenía conquistada para Alá a Granada, una de las ciudades más preciadas de España. Y cuando desde un monte veía cómo los cristianos la habían reconquistado, lloraba. Lloraba pues su reinado se desvanecía. Y su madre (inmersa en la mentalidad machista de la época) que estaba con él le dijo: “No llores como mujer, lo que no supiste defender como hombre”.

Sage

Al final de la vida todo se contempla con sabiduría si se maduró cada etapa. La muerte del justo está rodeada de admiración y de paz, y nunca desespera. Ve su pasado con satisfacción. Un hombre mayor ama al grado de estar lleno de misericordia y compasión (Lc 6, 36) como nuestro Padre que es misericordioso. Es un hombre que sabe ser guía y consejero, que saborea la victoria de una vida entregada a los demás y espera el abrazo con su Padre celestial. Un hombre que no se considera experto sino un humilde servidor de la verdad como el lema del Papa Benedicto XVI. Cristo buen pastor es el modelo de las bienaventuranzas, de la masculinidad plena del hombre santo.

Es tiempo de formar grandes hombres para una nueva época. Hombres de acero y no de plastilina. Hombres que forjen hombres como el hierro afilado por el hierro. ¡Formar apóstoles!

“Pero lo que puedo decirte con seguridad es que puedes arrojarte seguro en los brazos de tu Padre divino, de ese Dios que te dio la vida y que te la da a cada momento.” (Pope Francis, 2019)

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 Referencias

Eldredge, J. (2001). Wild at heart : discovering the secret of a man’s soul. Nashville:TN: Thomas Nelson Publishers.

Elredge, J. (2009). Fathered by God. Nashville: TN: Thomas Nelson Inc.

Maltby, J., Day, L., & Macaskill, A. (2017). Personality, individual differences and intelligence (4th ed.). Harlow, United Kingdom: Pearson Education Limited.

Pope Francis. (2019). Christus vivit: Post-Synodal Exhortation to Young People and to the entire People of God. Retrieved June 12, 2019, from http://w2.vatican.va/content/francesco/en/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20190325_christus-vivit.html

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