Pregúntate cómo puedes poner tus talentos al servicio de los demás.
Por Emilia Naranjo
Últimamente he traído la idea sobre lo que es “el propósito en la vida”, en concreto sobre cuál es mi propósito, llamado de otra forma es: “mi misión” o “mi objetivo personal” en la vida. Es un planteamiento que se hace mucho en los libros de desarrollo personal, ahorita estoy leyendo uno que se llama “Piense y hágase rico” para mujeres. Recoge el pensamiento de Napoleón Hill y orienta su filosofía hacia la vida y las características de las mujeres en el momento en el que nos toca vivir, ese libro me ha dejado pensando sobre mi propósito…
Pienso que tiene mucho que ver con el amor. En este tema del propósito en la vida, el primer amor es hacia nosotros mismos, ya que si nos disponemos a encontrar la dirección a la que queremos dirigir nuestros pasos estamos poniendo el foco en nosotros mismos. Estamos afirmando que queremos lo mejor y que merecemos lo mejor de la vida. Amarnos a nosotros mismos es la tarea más importante de la vida, ya que nadie da lo que no tiene. Y en segundo lugar el amor hacia los demás, puede sonar genérico, pero sucede que cuando nos abrimos a descubrir nuestro propósito lograremos influir positivamente en la vida de otros de muchas maneras y eso es ser amor para después compartirlo.
ser amor
para después
compartirlo
Y escribí algo que quiero compartirte, algunos de los que me han leído saben que a partir de mis 25 años mi vida tuvo un cambio muy importante, tuve unos problemas de salud de los cuales me sigo recuperando y es en esa recuperación que he tenido muchos aprendizajes. Entonces mi enunciado de misión es relacionado con la salud, te lo comparto:
Recuperar y mantener mi salud física, emocional, espiritual y financiera, mantenerme en ese estado de abundancia y en el camino ayudar a quien lo necesite y quiera a hacer lo mismo.
Cuando perdí la salud, perdí la capacidad de trabajar duro, me sentía con muy poca energía y también mi ánimo decayó, así que sé lo que es estar en el hospital, el sentirme derrotada, sola y enferma en la juventud, edad en la que la mayoría de las personas están llenas de vida. Sé lo que es ver que a los demás les va “bien” y a mí no. Sé lo que es que la vida se te rompa. He estado en momentos de mucha depresión, incluso he necesitado apoyarme de la medicina. Sé lo que es vivir en ansiedad, ataques de pánico, insomnio, cáncer. Lo que es ir de doctor en doctor, de una cirugía a otra. Sé lo que es que te pregunten ¿cómo estás? Y tener que responder que bien, aunque no me sintiera bien…
Pero también sé lo que es tener la certeza de que la vida va a mejorar, sé que siempre se puede avanzar, aunque no veas por dónde estás caminando, sé lo que es que una persona que te ama se quede noches seguidas en una silla al lado de una cama de hospital, conozco la llamada solidaria y sincera del amigo o de la amiga que ha pasado cosas similares y que es empático. Sé cuando alguien te ofrece su hombro para llorar y no lo dice de dientes para afuera. Sé lo que es una familia unida, fuerte y por el amor de esa familia salir adelante… Sobre todo, sé lo que es la fe, no ver, no saber, ni siquiera poder imaginar un escenario mejor, porque el corazón está muy herido y no puede. Fe en Dios, en la vida, en el proceso, en la verdad, fe en mí misma. Y esa fe es la que me ha levantado y por la que ahora puedo hablar y escribir.
El enunciado de misión va relacionado con los dones y con lo que hemos vivido.
La vida todo el tiempo nos está dando lecciones, y todos nacemos con ciertos talentos o dones, son las actividades que hacemos muy bien, que no tenemos que hacer un gran esfuerzo para hacerlo bien. En uno de mis artículos hablo sobre una clasificación general sobre los dones, te lo recomiendo para que puedas encontrar el tuyo. Es importante, muy importante identificarlo, ya que es en esta lista en la que podemos basarnos para elaborar nuestro enunciado de misión personal, los dones son los medios por los cuales vas a llegar a tu objetivo. Por ejemplo, las personas que tienen el don de la docencia, hay dos tipos de maestros, los que no les quedó de otra y se tuvieron que dedicar a dar clases o los que de verdad les apasiona este trabajo porque tienen el don de aprender, sintetizar la información y además compartirla. Seguramente se te ocurre alguno de tus maestros, que recuerdas con cariño porque enseñaba con mucha pasión, porque sabe que su trabajo es trascendente. Seguramente también recuerdas al maestro que te daba una flojera inmensa recibir su clase porque sabías que no la había preparado, que la materia ni le gustaba y además no la transmitía con emoción, ése es un ejemplo que todos hemos visto de personas que están en su don, encaminados hacia su propósito.
Ese enunciado puede cambiar con el tiempo, de acuerdo a tus aprendizajes y a tus habilidades, pero al menos ya sabes hacia dónde vas encaminando cada una de tus acciones.
Al servicio de los demás
El enunciado de misión debe ir en función del servicio a los demás, la información que vamos adquiriendo es para compartirla, no para que nosotros nos la quedemos, es un principio básico poner lo mejor de nosotros al servicio de de la sociedad tan llena de problemas, pero de pocos solucionadores. Es como una ley del universo, sobre sembrar y cosechar.
Es un camino de desarrollo y conocimiento personal
Hay un libro que a mí me marcó mucho, fue el que me empezó a formar este concepto de “el propósito o la misión en la vida” es el de “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” si te ha llamado en especial la atención este tema te sugiero que leas a Stephen Covey, me parece un excelente expositor sobre los enunciados de misión.
Tuve hace poco una conversación con mi mamá y comentábamos que el secreto de las personas que pueden considerarse de éxito o que alcanzan sus metas está en el hecho de mantenerse siempre en desarrollo, los seminarios, los libros, los cursos, las conferencias, incluso la terapia, porque todo esto nos ayuda a ir al centro de nosotros mismos, preguntarnos por qué y para qué estamos aquí en este momento concreto de la historia con esta circunstancia, con esta familia, etc.
Así que ya sabes, haz tu lista de cualidades y pregúntate cómo puedes poner tus talentos al servicio de los demás.
Te pongo esta lista sobre lo que debería contener un enunciado de misión, lo saqué del libro: “Misión Personal” de Luis Jorge González
1.- La misión debe ser enunciada en términos positivos. Menciona lo que quieres, no lo que no quieres.
2.- La misión no es lo mismo que una meta o que un objetivo, las metas y los objetivos deben ir en función de esa misión.
3.- La misión personal es ecológica y va en función del bien personal y del bien común.
4.- La misión es incluyente, incluye tu profesión, tu vocación, lo que realizas o lo que quieres realizar, por ejemplo, si eres médico, tu misión personal no excluye tu profesión si no que la incluye.
5.- No está en función de lo de “debes” hacer si no de lo que “quieres” hacer, tomas responsabilidad de tu vida.
6.- La misión personal va generando tu sentido de identidad.
Espero que esta información te sea de utilidad para ir elaborando tu propio enunciado de misión.