La gratitud es la virtud que nos ayuda a disfrutar y a vivir la vida de una manera consciente y llena de alegría
Por Emilia Naranjo
Vas caminando por la calle y de repente ves a uno de tus amigos que tiene rato que no frecuentas, pasando en un coche muy bonito, último modelo y justo el carro que tú quisieras comprar si pudieras… ¿Cuál sería tu reacción?
Respóndete sinceramente.
Te planteo otra situación: imagínate que tuvieras mil ganas de casarte, y que por alguna razón aún no llega esa ese momento a tu vida. Un día estás chismeando en el Face y das con una foto en la que una prima se acaba de comprometer y además es más chica que tú, de hecho no te cae muy bien que digamos, se te retuercen las tripas y le empiezas a dar vueltas en tu mente.
¿Te ha pasado algo parecido?
Otro ejemplo: tienes rato buscando trabajo y nomás no cae nada, has mandado muchísimos CVs a todos lados pero no encuentras algo en lo que te sientas a gusto ya sea con el sueldo o con el ambiente de trabajo. Llegas a tu casa y en la hora de la cena te das cuenta de que a tu hermana le acaban de dar un trabajo increíble y que le van a pagar muy bien; la verdad es que te da gusto por ella peeero, te da un sentimiento no muy agradable del cuál te quisieras deshacer…
A todos nos pasa
Estaba investigando un poquito sobre este tema de la envidia. Me pareció curioso la manera en la que abordaron en un artículo este sentimiento y que no estoy muy de acuerdo; señalaba a la persona envidiosa como si fuera un espécimen con dichas características. Me pareció que estaban poniendo una etiqueta de “personalidad envidiosa” y encasillando a este tipo de personas cuando, en realidad, todos hemos estado alguna vez en esta situación porque es un sentimiento que a todos los que no somos perfectos nos puede suceder y la mayoría de las veces de manera involuntaria. Como explicaba en los ejemplos anteriores: quieres sentir gusto pero no puedes evitar el corajito porque crees que tú te merecías antes, eso que la otra persona ha conseguido.
Pienso que no es algo malo haber sentido envidia. Lo que no es bueno para nuestra salud tanto mental como física, es seguir dándole vueltas a los pensamientos de envidia y de esta manera generar sentimientos desagradables.
Me explico: a la envidia que es involuntaria podríamos llamarla “envidia primaria” ya que es algo que surge y que no dependió de ti. La “envidia secundaria” sería la que cultivas en tu interior; está es el pensamiento de envidia. Luego viene el sentimiento de envidia, después la plática con alguien más sobre eso, un comentario así como éste: “¿Viste el carro nuevo de Fulano?, está muy lujoso quién sabe a qué se está dedicando. Para mí que anda en algo turbio porque la verdad es que nunca fue muy talentoso.”
Cuando digo que a todos nos pasa, me refiero a la “envidia primaria”, la que viene de manera espontánea sin la colaboración de nuestra voluntad, aunque también se puede ir disminuyendo si educamos nuestra mente a pensar positivo, lo cual pienso que es el gym de la mente y trae consigo excelentes resultados.
Definamos la envidia, esto es lo que encontré en internet: “sentimiento de tristeza o enojo que experimenta la persona que no tiene o desearía tener para sí sola algo que otra posee”.
La RAE la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee.
La envidia daña la capacidad de gozar y de apreciar lo que tiene uno mismo.
Como te puedes dar cuenta, cuando damos rienda suelta a los pensamientos y sentimientos de envidia estamos tan enfocados en lo bueno que le pasa a los demás y sólo lo malo que nos pasa a nosotros mismos. Cuando te caches a ti mismo con este sentimiento y sin querer lo empieces a alimentar, te recomiendo que le pongas STOP a tu discurso sobre esa persona y sobre sus logros. Las veces que me cacho a mí misma en esta situación trato de pensar en otra cosa, distraerme, ya sea cantando o pensando en un chiste o en una meta que quiero lograr. Esta técnica me ha permitido deshacerme del mal hábito de la envidia.
Así puede suceder también con cualquier pensamiento/sentimiento, si te construye ¡aliméntalo! Si te destruye, sustitúyelo por otro que te construya, no te digo que te deshagas de él, porque en este caso es muy cierto la frase “lo que resistes, persiste”. Si luchas contra él persistirá, si lo reconoces y lo sustituyes es más fácil que poco a poco pierda fuerza. Espero haberme explicado; es como si dejas de regar una planta y ésta se muere.
Leí en algún lado sobre personas tóxicas y algunos consejos dicen que mejor te alejes de esos individuos; pienso que todos en algún momento de la vida por distintas circunstancias podemos llegar a ser tóxicos. Es importante saber que esa toxicidad puede tener fecha de caducidad. Me gusta ser positiva y creer en la capacidad de las personas para avanzar en su desarrollo personal, en su realización y en su felicidad.
Si en este momento de tu vida haces una introspección y detectas algo de toxicidad, de envidia, de celos o de algún sentimiento negativo que está afectando tu relación con los que quieres y contigo mismo (a), te invito a que lo reconozcas. Este primer paso es súper importante; después pide un consejo a una persona de confianza, que admires y con quien puedas abrir el corazón; podrías decir algo como esto: “fíjate que la verdad me siento muy enojada con esta persona o con esta situación, no sé por qué me afecta tanto, porqué hace tanto ruido en mi mente y quisiera pedirte tu consejo”. Asegúrate de que esta persona que elegiste para desahogarte sea una persona que no te juzgue y que pueda comprender tu situación sin justificarte, que sea una persona objetiva.
La otra cara de la moneda
Si crees que ya dominas un poco más el tema de la “envidia secundaria”, es decir, que tienes habilidad de dejar de lado los pensamientos de envidia y que es algo esporádico en tu vida ¡Te felicito! Tienes un muy buen hábito, la buena noticia es que siempre se puede crecer más y siempre se puede ser mejor persona.
Si bien la envidia nos resta la capacidad de gozar, por el contrario, la gratitud es la virtud que nos ayuda a disfrutar y a vivir la vida de una manera consciente y llena de alegría al saber que somos afortunados por tener lo que tenemos, alegrarnos por nuestros logros y también por los de los demás.
Así que la próxima vez que veas a alguien en un carrazo, puedes pensar “¡Wow! Qué bien le ha ido a Fulano, seguro que es súper chambeador, le voy a ir a pedir unos consejos sobre negocios”. Puedes valorar el coche que tienes; si no tienes coche, valorar tu bici o el metro o la combi o ¡el hecho de poder caminar! También agradecer que tienes en el camino alguien que te puede ayudar a crecer.
Sobre este tema de la gratitud hay mucho que decir; por lo pronto te dejo con una invitación para ir a tu interior, una vez ahí dentro checa cuáles son los pensamientos que quieres dejar de alimentar y cuales los que quieres seguir cultivando.