En este año es muy especial, es bisiesto, es decir tendremos 29 días en febrero y además después de 6 años vuelven a coincidir Miércoles de Ceniza -con su tradicional ayuno y abstinencia-, con san Valentín, el día del amor y la amistad, con sus tradicionales detalles y muestras de cariño. Pero ¿Es contradictorio el sentido de ambas fechas que se unen este 14 de febrero? ¿Qué hacer? ¿Cómo vivirlo?.

Al respecto el Dr. Jaime Pérez Guajardo, laico Consagrado del Regnum Christi, presidente de la Comisión Nacional  de Arte Sacro A. C y  secretario de la Dimensión de Bienes Culturales y Arte Sacro de la Conferencia del Episcopado Mexicano, explica:

En México no hay tragedia, el corazón sabe latir oprimiéndose y dilatándose, el 14 de febrero será justamente un día del corazón que para el mexicano tiene un profundo significado, al grado de encontrarlo simbolizado en el mismo escudo nacional, allí donde nace el nopal, en el centro del centro de todo cuanto ondea, está el corazón latiendo, con la fuerza de un himno en el estadio, como ruge la pasión por la Patria, sosteniendo la unión del águila y la serpiente.

Es sabido que a “tomar ceniza” acuden incluso los que no van a misa, el sentido penitencial es de todos porque sabemos que nadie puede tirar la primera piedra, todos tenemos algo por que pedir perdón con una deuda de penitencia, con la misma gratitud de los peregrinos arrodillados que caminan hasta besar los pies de la Virgencita. Quisiéramos nunca habernos equivocado y sabemos que algo recuperamos con el sacrificio, la donación gratuita de nuestra humildad sencilla es el corazón que se comprime.

“La coincidencia de estas fechas se debe a que el Miércoles de Ceniza es una fecha movible que se calcula con base a 40 días previos al Domingo de Pascua, mientras que el día de San Valentín se conmemora al santo romano Valentín de Terni, que en la época de prohibición de los matrimonios por el emperador Claudio II, celebraba en secreto bodas para jóvenes enamorados, hasta su martirio el 14 de febrero del 270”, explica Rosario Guerra, Consagrada del Regnum Christi.

En este sentido, continúa el Dr. Jaime Pérez, este 14 de febrero acudamos al cariño de los amigos con el mismo fervor; son alegría y vida, el reto cotidiano para ganar el tiempo de estar con los amigos. El tema del examen académico, la cita de oficio, el compromiso superficial queda al margen porque la amistad es primero, visitar a mi “coate”, porque nos identificamos tanto como dos serpientes-“coatl”-, serpientes tan igual una a la otra, tan complementarias y signo de dualidad hecha uno, abre la creatividad, la iniciativa para alegrarnos intercambiando, sonando el cascabel con palabras tan propias como Guelaguetza, es el corazón que se ensancha por alguna celebración y más si este años se suman dos.

Que lata el corazón en nuestro pecho este 14 de febrero en su dualidad penitencia y amor, diástole y sístole palpitando con intensa vida ansiosa de un amor limpio, sin culpa, continuo, manifiesto en los detalles continuos de cariño. Sabemos que más allá del rito, de la prescripción religiosa o social está lo que sale del corazón, la autenticidad generosa de la donación gratuita. El auténtico amor se dona aceptando el riesgo de la penitencia, el dolor implícito en el compromiso fecundo que engrandece. No hay auténtico regalo sin ceniza, podemos vivir así la dualidad de este 14 de febrero.

La sublime amistad y el amor nos ensancha el alma, abre los horizontes dejando ver un más allá indomable, tal vez inalcanzable, aceptar la certeza del amado aquí presente es también aceptar la bruma, tal vez romántica, llena de esperanza firme en el amor sin garantías. No hay contradicción, así somos, con límites y apetito interminable, vivámoslo así, en su dualidad del amor y que lleva implícito el sacrificio.

Vivamos el auténtico amor con sacrificio y alegría este 14 de febrero. Concluye el Dr. Jaime Pérez.