Regnum Christi México

10. Tres llamados: psicología y vida espiritual

Regnum Christi

Hay tres grandes llamados a la felicidad que el ser humano siente en su interior. Son como vacíos, sueños, necesidades profundas.

Por: P. José R. Valencia, L.C.

Ahora que he terminado de encuadrar a la generación actual, permíteme encuadrar el camino de formación. Quiero ofrecerte una serie de artículos con las líneas fundamentales para crear una generación de acero, una generación con unidad de vida, una humanidad nueva (Ef 14,17). Para impulsar esta renovación interior necesitamos de toda la ayuda de la gracia, todo el apoyo del Espíritu Santo que intercede por nosotros con gemidos ante el padre (Rom 8, 26). Una vida espiritual sólida, luchada, confiada actuará en nuestra debilidad. Además, requerimos de toda la ayuda que brindan las ciencias humanas como la psicología para tener instrumentos claves para progresar en la sanación y en la virtud. La psicología de corte positivo se enfoca especialmente en que florezcan las virtudes en personas sanas (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000), en lograr que el ser humano alcance toda la plenitud para la que Dios la ha creado y la sigue acompañando. Hay tres grandes llamados a la felicidad que el ser humano siente en su interior. Son como vacíos, sueños, necesidades profundas. La capacidad infinita del corazón del hombre no descansará hasta que atienda estas tres vocaciones (Titus, Vitz, Nordling, & The DMU Group, 2018). Ni las prisas, ni el dinero, ni el orgullo, ni tantos otros espejismos llenarán el inquieto corazón humano.

Llamado a la santidad

La palabra santidad encierra plenitud, se trata de ser la mejor versión posible de ti mismo (Kelly, 2004). Consiste en alcanzar la bondad que hay en nuestro corazón. Ser buenos con todo lo que ello implica. ¿recuerdas la bondad del obispo en la novela de los miserables? ¿El que regala su vajilla de plata para salvar a Jean Val Jean? Ser plenamente felices con esa paz que sólo encontramos en el Cristo resucitado. No estamos llamados a una vida mediocre sino a apuntar más alto, a desarrollarnos más (Pope Francis, 2013b). Esta lucha por la santidad implica luchar por las virtudes. Ser más honesto, más humilde, más generoso, ¡más feliz! A veces creemos que la etapa de formarse ya se acabó, pero no es así. ¡La santidad es una lucha que dura toda la vida! Una lucha que tiene el peligro de ser narcisista. Un mirarnos en el espejo para ver qué imperfección queda. Este planteamiento destruiría el llamado, necesitamos luchar, pero con una perspectiva hacia afuera. Trataré de explicarme mejor con un ejemplo. La felicidad es como un boomerang (Frankl, 1983). Si lo lanzas con más fuerza hacia afuera, con más fuerza regresará. Entre menos busques tu felicidad y te lances a amar hacia afuera, más te regresará la felicidad por si misma. Por ello no se trata de luchar por ser feliz, se trata de luchar y desgastarse en hacer felices a los demás. ¡Quien pierda su vida, la encontrará! (Mt 10, 39). Por ello la vocación a la santidad es esencialmente una vocación al amor.

El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Por esto precisamente, Cristo Redentor, como se ha dicho anteriormente, revela plenamente el hombre al mismo hombre (St. John Paul II, 1979).  

Se trata de ser perfectos más no perfeccionistas de lo cual hablaremos más adelante. La perfección que se nos pide es en la actitud del amor, no en todas las facetas de nuestra vida (Mt 5,48). Estemos tranquilos, luchemos por la santidad pero con la confianza de quien es profundamente amado y de quién ama con la aceptación de sus limitaciones.

Llamado a un estado de vida

No estaremos en paz hasta que encontremos nuestra misión en esta vida. Una misión que comprometa todas nuestras alegrías y fracasos, cada minuto de nuestro día, cada sueño. Estamos llamados a amar y ser amados, a dar y recibir. Hay un estudio interesante que prueba que lo que nos hace felices es tener un camino claro y no una libertad absoluta (Myers, 2000). Necesitamos encontrar y abrazar la grandeza de nuestra misión. ¿estoy llamado a vivir para una esposa y una familia? ¿estoy llamado para consagrarme a la Iglesia como sacerdote o alma consagrada? Todo ser humano siente un llamado a discernir qué le quiere dar a Dios nuestro señor, qué quiere aportar en este mundo con sus pobres años. Necesita saber que lo ha entregado todo y que no hay marcha atrás. El amor exige fidelidad de por vida, cumplir la misión hasta que todo esté consumado. Sin compromisos definitivos, no habrá paz definitiva.

Llamado a servir

Una vez que he optado por un estado de vida ya sea en el seguimiento más íntimo de Jesucristo por la consagración o en la entrega como esposo en una familia, debo dedicarme a servir. Dejar huella sirviendo con una sonrisa, haciendo lo ordinario con amor. Ahí en mi trabajo, en la convivencia de cada día, en mi entrega en los detalles, en los múltiples proyectos que el amor me irá sugiriendo. El sentido de nuestra vida se vive en el servicio. ¿qué hay más hermoso que un papá que lucha por sacar adelante una familia? Tenemos muchos ejemplos de sacerdotes y consagradas calladamente sirviendo a la Iglesia. Tantas mamás que perseveran en educar a sus hijos con su propio ejemplo. Cada profesión tiene todo un abanico de posibilidades para servir, para amar, para sembrar. Que las prisas y el egoísmo nunca nos arrebaten la alegría del amor, ¡la alegría de servir! (Pope Francis, 2013a).

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 Referencias

Frankl, V. E. (1983). The will to meaning : foundations and applications of logotherapy. Huber, Berna: Herder.

Kelly, M. (2004). The rhythm of life : living every day with passion and purpose (3rd ed.). Boston, MA: Beacon Publishing.

Myers, D. G. (2000). The funds, friends, and faith of happy people. The American Psychologist, (55(1)), 56–67. https://doi.org/10.1037//0003-066X.55

Pope Francis. (2013a). Evangelii Gaudium : Apostolic Exhortation on the Proclamation of the Gospel in Today’s World (24 November 2013) | Francis. Retrieved September 27, 2019, from http://w2.vatican.va/content/francesco/en/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html

Pope Francis. (2013b). Gaudete et exsultate: Apostolic Exhortation on the call to holiness in today’s world. Retrieved October 10, 2018, from http://w2.vatican.va/content/francesco/en/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.html

Seligman, M. E. P., & Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive psychology: An introduction. American Psychologist, 55(1), 5–14. https://doi.org/10.1037/0003-066X.55.1.5

St. John Paul II. (1979). Encyclical letter Redemptor Hominis. Retrieved January 18, 2020, from http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/en/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_04031979_redemptor-hominis.html

Titus, C. S., Vitz, P. C., Nordling, W. J., & The DMU Group. (2018). Theological, philosophical, and psychological premises for a Catholic Christian meta-model of the person. Retrieved October 11, 2018, from https://docs.google.com/document/u/1/d/e/2PACX-1vS9PsdCmKrlwu8Qo-8oStDMaQpdDHLDLj0hXVeU_7gbRVlmxsmfb32NMg6MXwilnwLEL3EDXOE6bTdU/pub

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