Un retrato breve de la violenta persecución de los cristianos en la primera etapa de la Iglesia, y un acercamiento a la relación de Lucas.

Por Maleni Grider

“Yo, por mi parte, estoy llegando al fin y se acerca el momento de mi partida. He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que depositaron en mis manos.”
San Pablo

Una de las mejores películas para las familias cristianas y para todo público, que se encuentran en cartelera actualmente es Pablo, el apóstol de Cristo, dirigida por Andrew Hyatt, y con las actuaciones estelares de James Faulkner (como Pablo) y Jim Caviezel (como Lucas). La producción del filme es de alto costo, mientras que las actuaciones son destacadas.

Un gran apóstol como fue san Pablo, evangelista entre los gentiles, quien escribió trece de las epístolas del Nuevo Testamento, merece una biografía extensa y espectacular, sin embargo, esta película se centra en la parte final de la vida del apóstol, estando éste recluido en una sórdida prisión de Roma, mientras espera su sentencia final.

Lucas, el médico amado, visita a su amigo y acompaña a la iglesia primitiva en medio de la feroz persecución desatada, luego del incendio en la antigua ciudad de Roma, gobernada entonces por Nerón, de lo cual se culpó a los primeros cristianos, a quienes se llamaba “la gente del Camino”, y a Pablo, el apóstol que predicó el evangelio en esa región.

Cuando los acontecimientos se agudizan y los cristianos escondidos están a punto de ser sacrificados, Pablo tiene memorias de su vida anterior a la conversión en el camino a Damasco, en la cual era perseguidor y asesino de los seguidores de Jesucristo. Ciertas imágenes lo atormentan, pues la crueldad de su pasado hace crisis con la santidad de su presente.

El filme es un retrato breve de la violenta persecución de los cristianos en la primera etapa de la Iglesia, y un acercamiento a la relación de Lucas, autor de uno de los evangelios y a quien se atribuye la carta de los Hechos de los apóstoles, con Pablo. Como discípulo de Pablo y científico, Lucas investigó por mucho tiempo, de primera mano, los hechos de Jesús, y luego los escribió.

En su dura batalla interna, el apóstol se pregunta si su trabajo por el Señor ha sido suficiente y, por supuesto, nunca imaginó, antes de ir a su ejecución, que sus epístolas constituirían de una vez y para siempre dos terceras partes de lo que hoy el mundo cristiano conoce como el Nuevo Testamento, que es la segunda parte de la Biblia, la Palabra de Dios.

La película es una buena reflexión de esta parte de la vida del apóstol, en su vejez, y el final es sorprendente, con un mensaje profundo sobre el perdón y la redención eterna. Sin embargo, hay que destacar que la película no es una biografía completa ni presenta los grandes prodigios ni los viajes ni el ministerio completo del gran apóstol de Cristo. Las actuaciones y el guion son muy disfrutables (para quien gusta del cine y conoce la trayectoria apostólica de Pablo), así como el espíritu mismo de la película, pero ésta se refiere particularmente a la última prisión del apóstol y se enfoca en las penalidades trágicas de los cristianos del primer siglo.

Pablo, el apóstol de Cristo, es una buena opción cinematográfica para acudir en familia a cualquier sala donde se proyecte, mayormente adolescentes y adultos, pues la trama no es ligera y requiere de paciencia y atención.