Con frecuencia nos cuesta orar. Por eso, es importante conocer diversos tipos de oración, modos diferentes de poder entrar en relación con Jesús.
Por H. Luis Eduardo Rodríguez, L.C.
“Después de esto, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman estos?». Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo». Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda». Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo». Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.”
(Jn 6,1-15 / XVII Domingo Ordinario B)
Una vez vi un programa de tele que intentaba recrear los milagros de Jesús con ilusiones, prestidigitación y trucos de magia. Buscaban caminar sobre el agua, convertir el agua en vino, multiplicar panes y peces… Al final, ellos mismos reconocían que ningún truco, por bueno que fuera, podía recrear uno de los milagros de Jesús: mucho menos sabiendo que Él los hizo hace dos mil años sin tecnología y de manera esporádica. Pero lo que no sabían es que Jesús siempre tenía un truco bajo la manga. Y, como todo buen mago, se había conseguido buenos asistentes.
La gente de aquel tiempo, los apóstoles, nosotros que leemos el evangelio, vemos eso: a Jesús que agarra un par de panes y unos peces y le da de comer a más de 5,000 personas. Lo que no vemos es lo que sucede por detrás… San Gabriel recibió el WhatsApp de Jesús:
¡Y el cielo se desató! Ángeles volando de arriba abajo… Harina en el aire, en las manos, en las alas… Toda una legión de ángeles se fue de pesca. San Miguel puso a sus soldados en orden porque tenían una misión muy importante. En cuestión de nada, Jesús les estaba dando a todos, en las orillas del lago de Galilea, pan de los ángeles, pan bajado del cielo. Todos quedaron saciados y sobró pan, porque en el cielo todo se hace en abundancia.
Con frecuencia nos cuesta orar, nos distraemos, no sabemos qué decir. Por eso, es importante conocer diversos tipos de oración, modos diferentes de poder entrar en relación con Jesús. Uno de ellos es la contemplación. La contemplación puede empezar con una buena composición de lugar: ver lo que veían los personajes del evangelio, oír lo que ellos oían, oler lo que ellos olían… Es meterse en el evangelio al 100%, con todos los sentidos: sobre todo con la imaginación. Quizá a veces se nos ocurrirán disparates como este, pero esto me ayuda a entrar de lleno en la oración. No le deja lugar a mis sentidos para que se distraigan con la mosca que va pasando o con lo rica que va a estar la cena de hoy.
Una vez que hemos entrado de lleno, podemos entrar en diálogo con Jesús para conocerlo mejor, para ser más como Él. Así, podremos ver que Dios sólo quiere nuestra felicidad y sabe que necesitamos de su ayuda. Él está dispuesto a hacer lo que sea por hacernos felices: ya sea darnos de comer panes y peces, ya sea ofrecer su vida, por nosotros, en la cruz. Y, sobre todo, que Jesús tiene un gran sentido del humor: si no, no le hubiera jugado una bromita así al pobre Felipe…