Él buscó gente como tú y como yo, con un pasado, con una historia, con errores y caídas, pero principalmente con ese deseo de trasmitirlo.
Por: Luis Rivera.
Que increíble que Dios, conociéndonos perfectamente, nos encomiende misiones, misiones que tocan otras vidas, otras almas, otras historias de salvación. El camino con nuestro Señor es un camino de ironías, de razones sin razonamiento humano. Desde el inicio de la historia de la salvación, Él se ha valido de personas que compartan su mensaje, que denuncien, que trasmitan su amor. Dios siendo Dios se vale de personas como tú y yo para iluminar este mundo. Lo divino, lo sobrenatural, el mensaje incomprendido de amor perfecto, quiere valerse de labios humanos, de vidas defectuosas, de testimonios imperfectos.
El mundo hoy necesita de profetas que estén dispuestos a anunciar un amor pleno, un amor que no juzga, un amor que acompaña. Hoy esa persona que sabe que su vida es un desastre, te pide que le des de esa fuente de agua que no ha de acabarse, esa agua que sacia hasta lo más profundo del corazón, ese pan que da vida. El profeta seguirá siendo tartamudo, y es así que compartirá este gran mensaje. Olvida tu tartamudez, permítele a Dios ser Dios y llegar a los demás a través de ti.
Somos humanos, nos sobra la torpeza y, en demasiadas ocasiones, nuestros errores. La tartamudez es el menor de nuestros problemas para trasmitir este amor. Desde nuestra óptica, nos lo impide nuestro pasado, nuestras heridas, caídas, errores, vicios, etc. Pero es Dios quien quiere valerse de esa lengua tartamuda, que a los ojos humanos es la última opción, Él decide hacerla la primera opción. No puedes aceptar la misericordia de Dios si no vives el perdón contigo mismo. Llenarnos de esperanza, de amor, de fe, sabiendo que solos no podemos y que con Él todo es posible, que ese anhelo, esa sed, ese celo de poder llevar a tanta gente es porque te ha confiado la misión de tocar esas vidas.
Dios se valió de pescadores, de recaudadores de impuestos, de iletrados, de publicanos, de ti y de mí, para llevar su mensaje. Él no buscó sacerdotes y fariseos, Él buscó gente como tú y como yo, con un pasado, con una historia, con errores y caídas, pero principalmente con ese deseo de trasmitirlo.
Ojalá que tuviéramos la capacidad de vernos a nosotros mismos como Él nos ve, con esa fe en nosotros, con esa ilusión y con esa confianza. El camino nunca será fácil, abraza el camino, abraza el proceso, no te claves con la meta, recuerda que vamos en su barco, por más que los vientos se desaten, Él va contigo.