El papa Francisco recuerda la necesidad de más mujeres llenas de fe y valor, capaces de orientar a los hombres y mujeres de su tiempo.
Por Victoria Mijares
En este día se celebra a la mujer. Y se nos presenta una gama tan variada de mujeres que va desde la totalmente liberada hasta la totalmente esclavizada.
¿Cuáles son las ideas que causan mayor confusion al hablar del valor de la mujer y por qué? Expongo sólo algunas de ellas, quizás las más difundidas:
– La maternidad como opuesta a la verdadera y plena realización de la mujer.
– Eliminar las ataduras de las responsabilidades con otros para ser realmente libres y felices.
– La realización la encontrará la mujer en la imitación absoluta del varón y liberándose de jerarquías autoritarias.
– La felicidad la podemos encontrar en el uso de la sexualidad “libre de todo riesgo y de toda norma”.
¿Por qué estas ideas confunden?
Porque parten de una necesidad real que todos los seres humanos tenemos (necesidad de realización, de alcanzar la felicidad), pero dan un solo medio para lograrlo, como si fuera imprescindible, y la realidad demuestra que no siempre es así. Se tiende a absolutizar. Vamos a explicarlo un poco más despacio.
¿Cómo se han extendido estas ideas?
– Oposición de términos: maternidad versus realización; libertad versus hijos; trabajo versus familia; opresión versus anticoncepción.
– Manipulación del lenguaje: “la familia” esclaviza a la mujer; la “sexualidad” es igual a derecho de ejercerla libre de toda restricción; “feto” es un producto del cual se puede disponer; “paternidad responsable” igual a anticoncepción. Van transformando palabras, para todos conocidas, en conceptos que comprenden realidades (eufemismos) fuera de lo que el público general maneja. Un ejemplo claro: GÉNERO.
– Radicalización de opositores: quienes se oponen a estas ideas son considerados extremistas, opresores de la mujer, intolerantes, etc. Lo “único razonable” es la aceptación total de todo lo que ellos dicen y afirman como cierto. Así, han iniciado campañas de desprestigio de organizaciones, personas e instituciones que se oponen a ellos sin permitirles siquiera demostrar sus argumentos.
– El uso exacerbado del relativismo de conceptos como: “cada quien tiene su verdad”, “los jóvenes y la sexualidad”, “derechos sexuales”, “libertad sin límites”, etc. Las palabras claves de este tiempo: son libertad y tolerancia. Y ambos conceptos se han ido modificando.
Libertad: es capacidad de elegir, entre dos bienes el bien mayor. Se ha reducido el término libertad a “capacidad de elegir”.
Tolerancia: es la aceptación y el respeto por las diferencias, mientras no signifique daño a otros o al bien común. En este tiempo la tolerancia es aceptación y respeto de todo, pero ellos no se consideran “intolerantes” cuando atacan e insultan a una persona que piense diferente. Atacan y debilitan por otras vías a instituciones y grupos que se les opongan.
El papa Francisco nos habla del ejemplo de la “la valiente Judith” y de la necesidad de más mujeres dispuestas a imitarla: “nos muestra a una mujer llena de fe y de valor, capaz de orientar a los hombres y mujeres de su tiempo, que se enfrentaban a una situación límite y desesperada, hacia la verdadera esperanza en Dios”.
“Ella nos enseña que, ante las situaciones difíciles y dolorosas, el camino a seguir es el de la confianza en Dios, y nos invita a recorrerlo con paz, oración y obediencia, haciendo también todo lo que esté en nuestra mano para superar estas situaciones, pero reconociendo siempre y en todo la voluntad del Señor”. Audiencia general 25 de enero 2017.