P. Luis Garza, L.C. en RC+
Hace algunas semanas escuché una conferencia del gobernador de la región de Bataan en Filipinas. Inició hace algunos años su carrera política como diputado y por su fe y su compromiso apostólico quiso desde un inicio mejorar el nivel de vida de esa región. Para ello no se limitó simplemente a buscar inversiones e instalar algunas actividades económicas en su región, sino que decidió elevar a las personas en su humanidad como camino de evangelización. De hecho, utilizó una metodología de formación familiar y ayuda en la crianza que ha mejorado radicalmente los estándares de aprovechamiento escolar y bienestar general de esa región y esto ha permitido a diversos agentes de pastoral anunciar el evangelio y ayudar a las personas y familias a encontrar a Jesucristo.
Cuando escuché esta conferencia, pude constatar la importancia de la evangelización de la sociedad y de la cultura como base para una evangelización más profunda y amplia de las personas. Me vinieron a la mente de inmediato también las diversas menciones de este aspecto de nuestro carisma en los estatutos y el reglamento de los laicos (ERC 8, 11, 15 y Reglamento 9,4) [1].
“Evangelizar la sociedad y la cultura”. Pareciera algo novedoso, un acento nuevo que el Espíritu Santo ha querido traer a la Iglesia. A veces así nos parece y nos movemos con mucha cautela en este proceso, como si tuviéramos que disculparnos o como si camináramos a ciegas. Sin embargo, es algo propio del cristianismo desde el inicio. La revelación del misterio de Cristo hizo saltar las estructuras culturales y sociales del imperio romano basadas en un concepto de la persona humana que no tenían en cuenta ni su dignidad ni su libertad. Con el tiempo, la filosofía griega asimiló una antropología cristiana y el derecho romano reformó muchas de sus instituciones (como el matrimonio).
No solo es algo propio del cristianismo desde el inicio. Es la condición de posibilidad de la evangelización pues si el cristianismo no logra crear una visión renovada del mundo y de las cosas, el anuncio no penetra ni puede producir frutos, como la semilla que cae en terreno pedregoso o al borde del camino, según se describe en la parábola del sembrador (Mc 4, 1-20).
A pesar de las dificultades propias de un apostolado que busca renovar la cultura y la sociedad, el Regnum Christi ha hecho mucho en este campo a lo largo de los años. Ha trabajado en temas de políticas públicas, ha influido positivamente en medios de comunicación social y en la renovación de las ciencias sociales, etc. Los esfuerzos han sido tanto institucionales como de los miembros del Regnum Christi. Como ejemplos de esto:
- Muchos miembros del RC buscaron hacerse presentes en encuentros en las Naciones Unidas en la década de los 90 del siglo pasado cuando se discutían temas relacionados con el respeto de la vida y la familia de los que surgieron iniciativas en diversas partes del mundo para formar la opinión pública y proponer políticas públicas para la reforma de las leyes.
- Se trabajó mucho por fundamentar las ciencias sociales en una adecuada antropología. Por eso se impulsó la creación del Institute for the Psychological Sciences que derivó en la Divine Mercy University. Además del esfuerzo de investigación se buscó crear un instituto para la formación de profesionales de la salud que realicen su misión basados en el humanismo cristiano. Del mismo tenor, fue el esfuerzo por basar la enseñanza de la economía en la Francisco de Vitoria cuando se constituyó su currículo.
- Los muchos esfuerzos en los medios de comunicación con la creación de Zenit, Catholic.net, Hombre Nuevo-Guadalupe Radio, etc.
- La multiplicación de los centros educativos tuvo como interés de fondo el ayudar a formar una visión cristiana del mundo en un gran número de personas.
Sin embargo, queda mucho por hacer y el momento es apremiante porque hay una fuerte antievangelización como lo dijo San Juan Pablo II en “Cruzando el umbral de la esperanza”:
“La Iglesia renueva cada día, contra el espíritu de este mundo, una lucha que no es otra cosa que la lucha por el alma de este mundo. Si, de hecho, por un lado, en él están presentes el Evangelio y la evangelización, por el otro hay una poderosa antievangelización, que dispone de medios y de programas, y se opone con gran fuerza al Evangelio y a la evangelización. La lucha por el alma del mundo contemporáneo es enorme allí donde el espíritu de este mundo parece más poderoso. En este sentido, la Redemptoris Missio habla de modernos areópagos, es decir, de nuevos púlpitos. Estos areópagos son hoy el mundo de la ciencia, de la cultura, de los medios de comunicación; son los ambientes en que se crean las elites intelectuales, los ambientes de los escritores y de los artistas”.
Cada sección y cada miembro del Regnum Christi deberían vivir con sentido de misión buscando en todo momento evangelizar, anunciar a Cristo, pero igualmente preparar el camino al evangelio en las estructuras sociales y en los diversos campos de la cultura. Ciertamente no todos podrán influir en las películas de Hollywood o de Disney, pero todos podemos actuar en las asociaciones a las que pertenecemos o en las que participamos. Podemos influir sobre políticos locales, profesores y comunicadores que conocemos. Podemos ejercer el liderazgo cristiano al que estamos llamados.
Y ciertamente el Regnum Christi en conjunto debe poder concentrar la fuerza de diversos territorios y de diversas instituciones para plantear acciones de evangelización de la cultura y de la sociedad en los grandes teatros mundiales donde la lucha por el alma del mundo es más fuerte.
Aunque mencioné arriba que no estamos ante una novedad, sí tengo la impresión de que el Espíritu Santo nos está invitando a salir de nosotros mismos, a abandonar miedos y a afrontar este aspecto de nuestra misión con corazón magnánimo. No lo haremos basados en nuestra fuerza o nuestras posibilidades, sino en la fuerza de Dios que hace que “su palabra no se pierda”. En verdad, no está en juego solo “nuestro carisma”. Está en juego la evangelización misma.
Invitación a la acción: ¿Cómo puedes concentrar tu acción apostólica de forma que evangelice la cultura de una forma más fuerte? Lleva propuestas a tu equipo y a tu director de sección.
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[1] En cumplimiento de nuestra misión buscamos hacer presente el misterio de Cristo que sale al encuentro de las personas, les revela el amor de su corazón, las reúne y forma como apóstoles, líderes cristianos, las envía y acompaña para que colaboren en la evangelización de los hombres y de la sociedad (ERC 8).
Buscando responder eficazmente a las necesidades principales de la evangelización en el propio ámbito de vida y sin excluir ningún tipo de actividad apostólica, emprendemos iniciativas y establecemos obras apostólicas orientadas especialmente al anuncio de la fe y difusión de la doctrina católica, a la formación cristiana y educación de la niñez, adolescencia y juventud, a la promoción del matrimonio y la familia, a la pastoral vocacional, a la evangelización de los ambientes profesionales, de la cultura y de los medios de comunicación social, a la promoción de la justicia social y a la práctica de las obras de misericordia (ERC 11).
Cristo, al revelar el amor que arde en su Corazón, nos invita a amarlo a Él y lo que Él ama: el Padre que lo envía a redimirnos; la Santísima Virgen María, madre suya y nuestra; la Iglesia, su Cuerpo Místico, y el papa; los hombres, sus hermanos, por quienes da la vida; la familia espiritual Regnum Christi como un camino para hacer presente su reino en nuestros corazones y en la sociedad (ERC 15).
Asumen su responsabilidad laical de llevar la luz del Evangelio a la vida pública, cultural, económica, política, académica y social; y buscan despertar el compromiso apostólico de los diversos líderes del mundo actual, para que vivan con una mayor coherencia sus convicciones éticas y religiosas (Reglamento 9,4).