¿Cómo sé si soy RC, cuáles son los “síntomas” de que Dios me llama a este estilo de vida?

Por: P. José Valencia, L.C.

Hace 15 días pude presenciar la incorporación de 20 jóvenes al Regnum Christi y escuchar de nuevo: “Me toca, de mí depende que tus palabras Señor no se pierdan…”, y sin duda cada uno de ellos podía palpar el llamado de Dios para algo grande, para algo que la Iglesia necesita.

¿Cómo sé si soy RC, cuáles son los “síntomas” de que Dios me llama a este estilo de vida?

Cristo me amó primero.

Percibo su amor como un encuentro con La Persona de mi vida. Sé que él tiene la primacía, que su gracia me irá llevando por caminos insospechados, que sólo si me mantengo agradecido en la profundidad de mi alma podré compartir la revolución del amor.

Quiero responder al Amor, con amor.

Entiendo que el centro del mensaje de Cristo es “ámense los unos a los otros como yo os he amado”. Por ello quiero dedicarme a hacer más felices a los demás, quiero sacrificarme por y para el otro, quiero vivir la misericordia en mi vida.

Quiero que mi vida sea auténticamente cristiana.

No quiero tener máscaras que se puedan quitar o poner. Sólo quiero ser un hijo de Dios que vive con dignidad su bautismo y con humildad su pecado. Quiero luchar por ser hombre de oración y sacramentos, hombre de virtudes, un testimonio de que Dios va transformando todos los aspectos de mi vida. Quiero tener un estilo de vida que brille, que sea sal de la tierra y luz del mundo.

Deseo cambiar este mundo instaurando su reino.

Un reino de paz, de amor, de perdón y de entrega. Un reino basado en el principio de la gratuidad más que en el de la competencia. Un reino volcado en ayudar a los más necesitados física o espiritualmente. Quiero hacer el bien pero hacerlo de la mejor forma, con las mejores instituciones, con los mejores medios, con una evangelización creativa y audaz.

Quiero formarme como líder cristiano.

Sólo podré lograr mi misión si me multiplico, si soy los brazos, pies y boca de Jesucristo. Quiero formar formadores, discípulos convencidos que arrastren a las personas al reino del amor. Necesito potenciar mi personalidad y esforzarme en el día a día: en mi escuela o profesión para que Cristo pueda vivir en mí.

Quiero servir a la Iglesia.

Ella, como María, es mi madre, todo lo que yo haga quiero que apoye sus ilusiones: cumplir los sueños del Papa Francisco de una Iglesia misionera y volcada en los pobres; impulsar los deseos de mí obispo y buscar necesidades en mi parroquia. Quiero ofrecer a la Iglesia un equipo de hombres preparados para impulsar el reino donde más se necesite.

Quiero ser apóstol.

La faceta de Cristo que me apasiona es su hermosa misión evangelizadora. Quiero responder a su ilusión: “vayan por todo el mundo” consciente de que esta vida es breve. Quiero ser su enviado en un mundo frío y confundido. Cristo es la respuesta a todos los interrogantes del hombre. Sólo tengo que presentarles el camino, la verdad y la vida.