Como miembros del Regnum Christi estamos llamados a hacer presente el misterio de Cristo quien anuncia la llegada del Reino de Dios y las consecuencias que esto conlleva en la vida de las personas que acogen su mensaje. Este anuncio va acompañado de una implicación de cambio de vida. «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos ha llegado» (Mt 4, 17). El evangelista Mateo, al hablar de conversión, utiliza el verbo griego μετανοέω (metanoia) con todo lo que este vocablo teológico conlleva. La acogida del Reino implica un cambio de corazón y de mente abandonando comportamientos y disposiciones anteriores. Este cambio o transformación da como resultado una nueva manera de ser, un nuevo comportamiento, e implica un arrepentimiento del comportamiento y las disposiciones que se tenían antes.
Nosotros, miembros del Regnum Christi, estamos también invitados a realizar este cambio de vida y de mentalidad. La llegada del Reino en nuestra vida nos lo pide. Una vez que entramos en contacto con el misterio de Cristo ya no podemos ser los mismos. Estamos invitados a una conversión de mente y de corazón. Ahora bien, ¿en qué consiste esta conversión? ¿cómo podemos conocer las implicaciones de este cambio de vida? La respuesta la tenemos en el Evangelio y en concreto en el anuncio del Reino realizado por Jesús, especialmente en sus enseñanzas.
En este ensayo nos centraremos en la presentación de las parábolas del Reino como criterios para realizar un discernimiento de nuestro estilo de vida cristiana y apostólica a la luz del mensaje del Reino. Queda como tarea pendiente acercarnos al mensaje central del Reino contenido en el llamado “sermón de la montaña” de la tradición mateana (Mt 5 – 7) o “sermón en el llano” de la tradición lucana (Lc 6, 20-49). Sin embargo, las parábolas del Reino son para nosotros una clave para comprender si nuestra vida y misión se realiza de acuerdo con las exigencias del Reino presentadas y vividas por Jesús.