Las misiones mayas de este año ofrecieron a los participantes una valiosa oportunidad para conocer una cultura rica y diversa de nuestro país. Durante estos días, los misioneros no solo descubrieron las tradiciones y costumbres de las comunidades mayas, sino que también compartieron momentos de oración, diálogo y diversión que fortalecieron tanto su vida espiritual como su sentido de servicio.
El grupo estuvo compuesto por 33 misioneros, 7 responsables, 1 colaborador, 1 Hermano legionario y 2 sacerdotes. Juntos, atendieron a las comunidades de Tetiz y Nohuayún en Yucatán, llevando un mensaje de esperanza y apoyo.
Estos días de misión permitieron a los participantes poner al servicio de los demás los talentos que se les han otorgado, respondiendo al llamado de Cristo para ser una respuesta a las necesidades de sus hermanos. La interacción con las comunidades locales fue enriquecedora y permitió a los misioneros crecer espiritualmente mientras compartían su fe y sus habilidades.
Las misiones mayas no solo acercaron a los participantes a una realidad diferente y hermosa de México, sino que también reforzaron el compromiso de cada uno de ellos con el servicio y la solidaridad. Este encuentro transformador dejó una huella profunda en todos los involucrados, fortaleciendo su fe y su deseo de seguir sirviendo a los demás.
Las comunidades de Tetiz y Nohuayún, por su parte, recibieron con alegría y gratitud el apoyo de los misioneros, quienes trabajaron incansablemente para atender sus necesidades y compartir con ellos momentos de aprendizaje y crecimiento mutuo.