Este evento, en el que participaron varios miembros del Regnum Christi, inspirado por la necesidad de generar procesos duraderos de colaboración entre la Iglesia y la sociedad civil, tuvo como objetivo fortalecer los lazos entre laicos y obispos para enfrentar juntos los retos que enfrenta México. Dios habló muy fuerte en los días de encuentro y enfatizó el tema de la pobreza, haciendo entender a los empresarios que “todos somos pobres pues todos necesitamos de alguien”.
Compromiso con la Paz y la Justicia
La colaboración entre obispos y empresarios no es algo nuevo, pues estas alianzas han sido forjadas durante más de 30 años en diversos ámbitos locales. Sin embargo, ante la creciente inseguridad y pobreza en el país, la necesidad de unir esfuerzos se vuelve cada vez más urgente. El encuentro se centró en la “Agenda Nacional de Paz”, un proyecto que busca establecer condiciones de seguridad y justicia, así como combatir la pobreza a través de una estrategia multisectorial que involucra a la Iglesia, las empresas, las universidades y la sociedad civil.
Herramientas para el Cambio
Una de las iniciativas clave presentadas fue el “Semáforo de Desarrollo Inclusivo”, una herramienta que permitirá identificar las prioridades locales en la construcción de paz y la erradicación de la pobreza multifactorial. Este diagnóstico se enfocará en fortalecer las comunidades locales, teniendo como punto central a las parroquias, con el fin de generar impacto real y medible en la vida de los ciudadanos.
“Sentí el llamado personal de poner a Cristo al centro de nuestras instituciones”.
Zacarías Dieck, empresario regiomontano y miembro del Colegio Directivo Territorial del Regnum Christi Norte de México.
La Participación de la Iglesia
Durante la inauguración del encuentro, Mons. Rogelio Cabrera, arzobispo de Monterrey, leyó un pasaje de Romanos 12, enfatizando la unidad en Cristo como base para el trabajo conjunto: “Así nosotros, que somos muchos, formamos en Cristo un solo cuerpo”. Mons. Cabrera destacó que la verdadera compasión no distingue entre amigos y enemigos, y subrayó la importancia de atender siempre al necesitado.
La participación de obispos y empresarios no solo se limitó a la reflexión teológica. También se abordaron temas cruciales como el papel del trabajo y la empresa en la construcción de una sociedad más justa. Los asistentes coincidieron en que el objetivo común es generar bienestar para las familias y la comunidad a través de la creación de riqueza ética y responsable.
Un Futuro de Esperanza
El evento no solo miró hacia el presente, sino también hacia el futuro, haciendo un llamado a contrarrestar las narrativas de odio y decadencia que imperan en la sociedad actual. “Debemos sembrar esperanza y reconciliación”, fue uno de los mensajes centrales del encuentro. Los participantes coincidieron en que solo a través del diálogo y la cooperación intersectorial se puede avanzar hacia un México más justo y pacífico.
El Desafío del Cambio
Durante la clausura, Jorge Atilano González SJ, presentó los avances y desafíos del “Diálogo Nacional por la Paz”, un proyecto que busca unir a todos los sectores de la sociedad en la construcción de un México en paz. Los resultados presentados del Semáforo de Desarrollo Inclusivo subrayan la importancia de la colaboración en cada nivel de la sociedad para identificar y atender las prioridades locales.
En resumen, el Encuentro Nacional de Obispos y Empresarios dejó claro que, para construir un México más seguro, justo y en paz, es necesario caminar juntos, orar en comunión y trabajar con caridad y humildad. Este evento marcó el inicio de un compromiso renovado por parte de la Iglesia y los sectores empresariales en la reconstrucción del tejido social y la creación de condiciones para el desarrollo inclusivo en todo el país.
