El P. Javier Flores, L.C., formador del noviciado, explicó que esta etapa clave consiste en aprender a escuchar la voz de Dios: “Los dos años de noviciado son una invitación a centrar toda nuestra vida en la escucha de Dios”. A través de este proceso, los novicios comienzan a revestirse de Cristo, simbolizado por el hábito legionario que, más que una prenda, es un signo de compromiso y misión.
En su mensaje, el P. Xavier Castro, L.C., delegado del Director Territorial expresó que cada uno de los presentes ha experimentado el llamado de Cristo: “Hoy ustedes dan un paso importante al recibir el hábito legionario, lo que representa un compromiso de profundidad en su camino hacia la santidad”.
Durante la ceremonia, el P. Javier Flores, L.C., destacó las luchas y alegrías que estos jóvenes han enfrentado para llegar a este punto, recordando cómo Jesús los ha mirado y les ha invitado a seguirlo, como hizo con sus apóstoles: “Hoy, al recibir su hábito, se adentran en una experiencia profunda de fe y amor que llenará sus vidas. Este hábito es el símbolo de un seguimiento radical a Cristo”.
El evento también estuvo marcado por dos sentimientos muy presentes entre los asistentes: gratitud y alegría. Gratitud hacia Dios por las nuevas vocaciones y por el apoyo incondicional de sus familias, y una profunda alegría al ver cómo estos jóvenes inician su camino en la familia de la Legión de Cristo.
El H. José Alfredo Arias, L.C., en representación de los novicios, expresó su gratitud a todos los que les han acompañado en su proceso vocacional, destacando el apoyo de los formadores y el amor de sus familias: “Hoy es un día que quedará grabado en nuestros corazones, porque no es cualquier paso, es el inicio de un camino que, aunque no será fácil, será hermoso”.
Durante la Eucaristía del 15 de septiembre, el P. Francisco Aguilar, L.C., subrayó que este día marca el comienzo de una aventura espiritual: “Comienza una historia, como la historia que empezó junto a la Cruz de Cristo. Ustedes inician un camino lleno de retos, pero sepan que Dios y María los acompañan en cada paso”. Con estas palabras, invitó a los jóvenes a confiar en la fidelidad de Dios, quien nunca deja solos a sus discípulos.
Los testimonios de los nuevos novicios reflejan la profundidad de este momento. El H. Jerónimo Domenzain, L.C., oriundo de la Ciudad de México, compartió la alegría y humildad que sintió al recibir su hábito, mientras que el H. Osiel Medina, L.C., de Saltillo, Coahuila, relató cómo el nerviosismo inicial se transformó en fortaleza y certeza al dar el paso de consagración a Dios. El H. Adalid Carranza, L.C., de Sahuayo, Michoacán, describió la experiencia como un abrazo de amor por parte de Dios, y el H. Luis Julián Cancino, L.C., de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, recordó cómo su vocación nació durante las misiones, siendo una respuesta a la mirada amorosa de Cristo.
El evento finalizó con una oración encomendando a los nuevos novicios, para que permanezcan fieles a la llamada de Cristo y continúen su camino con humildad y amor, confiando en que Dios no se deja ganar en generosidad.