De iniciativa personal a apostolado
El fin de semana del 25 al 27 de octubre de 2024, Mayte Carreño, miembro de la sección de adultos femenina, compartió el inicio de un nuevo apostolado en la localidad de CDMX Sur, fruto de una iniciativa personal que evolucionó en respuesta al llamado de Dios. Después de dos años organizando adoraciones eucarísticas mensuales con una reflexión de sanación, Mayte ha dado su “sí” para transformar esta actividad en un apostolado formal, llevando el nombre “Déjate Sanar por Jesús”.
El amor de Mayte por Jesús Eucaristía nació de manera natural y profunda alimentado por su formación en la Sagrada Escritura y un encuentro personal con el Espíritu Santo. Este encuentro transformó su vida y su relación con Jesucristo llevando a Mayte a asistir a misa diaria y recibir la comunión como el centro de su vida. Con el tiempo experimentó una sanación profunda que no solo tocó su vida, sino la de su familia, lo que la motivó a compartir esta experiencia con otros.
“En este mundo hay una gran necesidad de sanar” comenta Mayte. “Muchos buscan medios para sanar sin saber que Jesús es el único que puede hacerlo”.
Impulsada por este amor a Cristo y con el Espíritu Santo como guía, Mayte decidió hacer de esta experiencia de sanación un apostolado, invitando a más personas a conocer y experimentar el poder transformador de la Eucaristía.
El 19 de septiembre de 2024, a pesar de las dificultades que conmemoran los sismos de 1985 y 2017 en México, la capilla de Fuego 800 se llenó de personas dispuestas a sumarse al apostolado. Ese día Mayte convocó a un grupo de señoras interesadas en vivir la experiencia del apostolado y participar en las adoraciones eucarísticas. Cada mes las participantes se reunirán para un encuentro de sanación interior guiado por un sacerdote o una consagrada y podrán aportar sus dones y carismas para enriquecer la experiencia.
Este apostolado no solo busca evangelizar, sino también renovar la fe de quienes participen como lo expresa Mayte: “Renovemos el sentido de nuestra misión en los lugares y obras dónde a cada uno Cristo nos coloca. En la capilla de Fuego, con mis amistades y familia, pude convocarles de manera personal, hicimos comunidad y juntos hemos descubierto el poder transformador de Jesús en la Eucaristía” es una invitación abierta a vivir una fe activa y transformadora.