Ordenación diaconal de Luis Eduardo Rodríguez y Hans Candell

El sábado 7 de septiembre de 2024, en la Parroquia de Cristo Redentor en San Salvador, El Salvador, se celebró la ordenación diaconal de Luis Eduardo Rodríguez y Hans Candell. La ceremonia fue presidida por Mons. Constantino Barrera, Obispo de Sonsonate, quien impuso sus manos sobre los futuros sacerdotes en una emotiva celebración litúrgica.

Mons. Barrera destacó la importancia del don del diaconado para la Iglesia. “Este es un don de Dios, para la Iglesia y para servir al pueblo de Dios”, subrayó el obispo, resaltando el llamado al servicio que caracteriza este ministerio.

El P. Alberto Simán, L.C., director territorial de los Legionarios de Cristo, quien acompañó el proceso de formación de los nuevos diáconos, recordó el largo camino recorrido por ambos hacia su ordenación. “Después de tantos años de formación, por fin han llegado a este momento”, afirmó. Haciendo alusión al Evangelio, P. Simán comparó a los diáconos con odres nuevos, listos para recibir el vino nuevo del Evangelio y compartirse con los demás en un ministerio de servicio:

“El diaconado es una misión de servicio que ha permitido que ese odre del corazón se estire de tal manera que pueda seguir dando el vino nuevo del Evangelio a todas las almas que deseen beber de él a través de ustedes” dijo.

Tanto Luis como Hans se mostraron profundamente conmovidos por la ceremonia. En sus primeras palabras como diáconos, Luis Eduardo Rodríguez agradeció a la comunidad por sus oraciones y apoyo a lo largo de su formación.

“El obispo está con las manos extendidas sobre uno y le pide al Señor que descienda el Espíritu Santo sobre nosotros porque, al final de cuentas, es Él el que va a estar actuando a través de mí.”, declaró.

Por su parte, Hans Candell mencionó la humildad con la que recibió el don del diaconado, señalando la invocación de los santos como uno de los momentos más conmovedores de la liturgia.

“Fue una sensación de humildad, porque es cierto que mucha gente vino para acompañarme, pero sobre todo para recibir conmigo, junto a mí, lo que Dios me quería dar ahora, este don tan grande del diaconado” concluyó.

Ambos diáconos comenzarán ahora su servicio en diferentes misiones, preparándose para la ordenación sacerdotal.

Este día marcó un acontecimiento importante en la vida de la Iglesia en El Salvador, recordando que el camino del sacerdocio es, ante todo, un llamado al servicio y a la entrega total.