El pasado miércoles 31 de mayo se llevó a cabo un encuentro de ex colaboradores de las localidades de Sonora por iniciativa de los directores de la sección CRES (jóvenes del Regnum Christi). Decidieron convocarlos para convivir y agradecerles su generosidad. Se contactó a todas las generaciones y asistieron más de 60 excolaboradores.
Ivana Flores, directora de sección, dio la bienvenida a los asistentes a la cena. Recibieron las palabras del director territorial de los Legionarios de Cristo, el P. Carlos Gutiérrez, L.C., quien es originario de Hermosillo y fue colaborador de 1998 a 1999.
Alicia Gutiérrez, consagrada del Regnum Christi, quien trabajó apostólicamente durante 8 años en Hermosillo, tiempo en el que salieron más de 90 colaboradoras, habló sobre la generosidad en la Iglesia.
El P. Gabriel Abascal, L.C. compartió avances del proyecto CRES (sección de jóvenes del Regnum Christi).
A continuación se presentan algunos testimonios de los asistentes:
Juan Pablo Camou fue colaborador en San Luis Potosí de 2000 a 2001 y el reencuentro con sus amigos colaboradores le ha llevado a reflexionar sobre la época difícil que estamos viviendo actualmente en donde el egoísmo parece estar cada vez más presente. Sin embargo, la convivencia le brindó un respiro y le recordó el gran valor de la disposición y la generosidad:
“Me hizo recordar el gran valor de la disposición y la generosidad”.
Su vida ha experimentado un antes y un después de ser colaborador. El aprendizaje, las experiencias vividas en comunidad, le han dejado una marca para toda la vida.
“Como seres humanos tenemos altos y bajos pero siempre nos queda la certeza de que Dios estará para nosotros. La convivencia fue muy interesante ya que después de 20 años, ver caras conocidas, escuchar vivencias tan similares que compartimos en nuestro año fue muy enriquecedor. Espero muchas secciones puedan replicar ésta actividad”.
Mario J. Martínez Salinovich fue colaborador de 2007 a 2008 en León, Gto., y aunque han pasado 15 años desde entonces, sigue cosechando las buenas virtudes que sembró ese año. Encuentra motivación diaria de la mano de Dios y con su familia (esposa e hijos), y se mantiene honesto en su fuero interno y en los negocios.
”Lo que más valoro de mi año como colaborador es el tener una gran relación con Dios y conocerlo como amigo. Aprendí que la ayuda se hace con generosidad y sin esperar nada a cambio”.
Franco Villaescusa fue colaborador de 2015 a 2016 en Oaklawn Academy y comparte que el mayor premio en su año es su relación con Cristo y las buenas amistades.
“Cambió en mí la capacidad de madurar, ser responsable en muchas cosas y lo principal, me hizo enamorarme más de Cristo”.
Suzelle Camou Osete fue colaboradora de 2008 a 2009 en Saltillo Coahuila y Durango, y confirma que muchas cualidades se forjaron en ella como la responsabilidad, la paciencia, la organización. Ahora, como mamá, pone en práctica estas cualidades a diario. Sin embargo, lo que más valora, además de las amigas que hizo, es la relación que estableció con Dios ese año:
“La relación de amistad que hice con Dios, la forma en que me comunico con Él, me motiva a dar lo mejor de mí todos los días para santificarme”.
Lo que más disfrutó del reencuentro de colaboradores fue el sentimiento de volver a ver a personas que vivieron experiencias similares y compartieron un mismo objetivo. Cada una aprendió y se llevó cosas diferentes, con Dios en el centro de sus vidas y en cada decisión. Le impactó positivamente el ver los rumbos que tomaron, lo que son y lo que han logrado. Definitivamente son personas de bien.
Elsa Pérez Bustamante fue colaboradora en San Luis Potosí de 1992 a 1993 y lo que más valora de su año es la experiencia que tuvo de Cristo, el entablar un verdadero diálogo con Él y la felicidad de servir a los demás. Cambió la forma de aprovechar el tiempo y tratar de ser siempre otro Cristo.
“Como les digo a mis hijos al tomar cualquier decisión: ¿qué haría Jesús?”
Liza Sophia Vargas estuvo como colaboradora en Overbrook Academy en el año 2020 y lo que más aprendió de su experiencia es que Dios no se deja ganar en generosidad nunca:
“La razón por la que la felicidad está en dar y no en recibir es que, al entregarse con amor, Dios te regresa un millón de veces más lo que creías haber dado”.
Fue un regalo haber tenido la oportunidad de crecer de una manera inexplicable en su vida espiritual y personal, pero sobre todo en su relación con Dios, el vivir con consagradas y con sus hermanas colabs para así aprenderles día a día. El año de colaboradora cambió su vida por completo, aprendió a valorar las cosas realmente importantes, maduró y creció:
“Aprendí a discernir sobre caminos que hay que tomar en la vida, conocí a gente increíble”.
Como cierre de su participación en la cena de excolabs, Liza compartió:
“Me encantó ver el vivo testimonio de lo que hace el Amor de Dios en las personas que lo dejan”.