Tres décadas atrás, cuatro familias tapatías encabezadas por Paco Vázquez y Maricela Leaño, acudieron a la Cd. de México para participar en las primeras misiones, conocer y vivir ese naciente apostolado. Este año, esa semillita ha crecido y ahora son 345 familias, es decir, 1,527 misioneros, sin contar a Juventud Misionera, Color y Fuego Misionero, ni tampoco a Colima, que, aunque es una localidad diferente, tiene su origen en Familia Misionera de Guadalajara.
Al año siguiente, ya en Jalisco, participaron 20 familias. En 1995, Paco y Maricela cedieron la batuta a Nacho y Roxana Garibay, quienes encabezaron este apostolado durante 10 años, desde 1996 hasta 2006. Ale y Fernando Poire tomaron el mando y su primer reto fue dividir el campamento debido al crecimiento en número y también comenzaron a digitalizar todos los materiales.
De 2010 a 2014, la dirección estuvo a cargo de Pepe y Lorena Ochoa, quienes tomaron decisiones logísticas, permitiendo que cada campamento fuera responsable de su propia organización. El número de familias siguió creciendo durante este tiempo.
En 2015, Roberto y Lidia Martínez asumieron la dirección de Familia Misionera. Debido al tamaño alcanzado por el apostolado, tomaron la decisión de dividirlo en cuatro direcciones: San Javier, a cargo de Rafael y Mónica Magaña; Dirección de Colinas, liderada por Octavio y Mónica López; Dirección Las Fuentes, encabezada por César y Selene Vargas; y San Isidro, a cargo de Víctor y Teresita Brambila. Así ha funcionado durante los últimos 2 años.
Para conmemorar este acontecimiento, se celebró una misa de acción de gracias el 9 de junio, concelebrada por los padres Guillermo Serra, L.C. y Óscar Pérez Anaya, L.C. Luego se entregaron reconocimientos a los antiguos directores y se compartieron muchas anécdotas divertidas. Al final, se realizó un pequeño brindis.