En estos tiempos de crisis, tanto sanitaria como económica, hay un sector significativo de la sociedad salvadoreña que está sufriendo y luchando por subsistir y mantenerse sano. La situación que se vive en el país es de las más complejas que han conocido las generaciones actuales. La ansiedad, aislamiento y preocupación limitan a los habitantes de El Salvador a tener control sobre sus circunstancias.
Por décadas, el «Café de Don Pedro» ha sido parte de la vida de los salvadoreños. Como muchas otras empresas, también este restaurante, cuyos propietarios son miembros del Regnum Christi en la localidad de El Salvador, se ha visto afectado por los efectos económicos. Sin embargo, y demostrando congruencia con una cultura restaurantera de solidaridad y resiliencia, así como de una espiritualidad cristiana de ayuda al prójimo, ha tomado esta circunstancia como una oportunidad de ayudar a los más necesitados. En momentos de pruebas y tribulaciones es importante elegir el camino de la esperanza, la misericordia y la empatía, aprovechando lo que pueda hacerse con los medios que se tengan a la mano.
Con esto en mente surgió la idea de entregar almuerzos a distintos sectores de la población salvadoreña, a quienes les hace falta un plato de comida en sus mesas, pero también a quienes arriesgan sus vidas todos los días para mantener a salvo al resto durante esta pandemia. La iniciativa la desarrollaron miembros jóvenes de la familia de El Café de Don Pedro, que, conociendo organizaciones y personas con necesidad, y la capacidad de producción del restaurante, tomaron el liderazgo para trabajar por una buena causa. A través de una colecta en redes sociales, El Café de Don Pedro ha logrado producir más de 600 almuerzos por semana y los entrega al cuerpo de bomberos, personal médico, indigentes y asilos.
A esta iniciativa también se han unido miembros del Regnum Christi de la localidad, el Patronato Cuerpo de Bomberos de El Salvador y la organización Kombi-Dar, quienes han implementado la logística para repartir los platos de comida en las áreas de San Salvador.
Alimentando el cuerpo y el alma.
Por su parte el Centro San Juan Pablo II de El Salvador, coordinado por la Consagrada del Regnum Christi Annie Simán, ha iniciado desde el 18 de marzo una serie de actividades de ayuda a los sectores más vulnerables de la población: comidas diarias para más de 200 familias, asilos en varios puntos del país, conventos de Carmelitas, Madres de la Caridad y Madres de Clausura de la Visitación, entre otros.
También se logró recopilar un censo de la gente más necesitada, enfermos y ancianos para darles una canasta mensual con ayuda de fundaciones, empresas y familias que se han ofrecido a apoyar.
Toda esta ayuda se reparte a través de la logística del Centro SJPII en Sonsonate, Santa Ana, La Libertad y San Salvador, beneficiando a la fecha a más de 6 mil personas con las bolsas solidarias de una semana y las bolsas mensuales.
En el aspecto espiritual también se han realizado actividades gracias a los evangelizadores de la zona que incluyen misiones médicas, entrega de kits misioneros para católicos y cuadernos y libros para niños con actividades para realizar en casa.
A través de la respuesta y apoyo de los donantes salvadoreños ha quedado comprobado que sí existe la esperanza y que ayudar a los demás brinda un nuevo propósito solidario y de ayuda al prójimo.