Del 1 al 3 de abril se llevó a cabo la segunda jornada Open House organizada por la oficina vocacional del noviciado de los Legionarios de Cristo en Monterrey. Durante la jornada, los hermanos pudieron compartir con sus amigos la vida a la que Dios les está llamando.
Más de 30 jóvenes tuvieron la oportunidad de conocer las actividades propias del noviciado, orar juntos, escuchar pláticas formativas, jugar entre amigos y compartir testimonios.
“La vocación sacerdotal se puede promover hoy en día entre los jóvenes con el testimonio. Cuando los jóvenes ven un ideal de vida que te hace ser pleno, un ideal de vida con propósito que te da una identidad, que te da un sentido de trascendencia, cuando ven que tú vives eso con alegría, los jóvenes se sienten naturalmente atraídos”
P. Julio Muñoz, L.C.
El noviciado busca atraer a los jóvenes que tienen un llamado a la vocación sacerdotal mediante la irradiación de un verdadero testimonio cristiano. Basta con vivir la vocación con alegría y con generosidad para se sientan naturalmente atraídos a cumplir su llamado.
Al llevar un estilo de vida propio de una identidad fuerte, se vive diferente y se actúa diferente.
Cuando un joven presenta signos de una posible vocación se le da un acompañamiento y dirección espiritual, para descubrir la misión que Dios le dio.
Los jóvenes que presentan inquietudes vocacionales generalmente tienen signos de un posible llamado a ser la prolongación de Jesucristo en el mundo, por ejemplo: una cierta resonancia y sensibilidad espiritual, un deseo de vida con propósito, un deseo natural de ayudar a los demás, un amor a Dios muy grande, un corazón sensible y un cierto vacío por lo que el mundo ofrece. Todos ellos son signos que se van trabajando y profundizando.
En este tipo de jornadas se invita a los jóvenes a participar en actividades para tener una vida más comprometida, una vida de adoración, una vida sacramental con acompañamiento en la dirección espiritual.
Se busca acompañarlos en la vida de gracia, estando en contacto con la palabra de Dios y con un compromiso apostólico llevando a cabo actividades que le permitan experimentar la ayuda a los demás y, por último, ofrecer espacios de oración donde puedan identificar lo que hay en sus corazones.