Los días 26, 27 y 28 de noviembre, la sección de señoras del Regnum Christi Tuxtla Gutiérrez vivió un encuentro personal con Dios mediante el Triduo titulado “El Amor: Camino de Santidad”, en el cual se contó con la participación de 30 señoras entusiastas y sedientas del amor de Dios en San Cristóbal de las Casas en un ambiente único y fraterno.

El Triduo fue impartido por el Padre Juan Antonio Ruíz Jorge, L.C., quien desde Saltillo llegó a tierras chiapanecas para sumergir a las señoras de la localidad de Tuxtla en el amor de Dios en una dinámica de silencio, con libros, material escrito y preparado para meditar, cuyo objetivo fue que escucharan a Dios.

“La experiencia de este triduo fue muy enriquecedora. Poder no sólo predicar, sino también compartir momentos de oración, de familia Regnum Christi, fue una verdadera bendición. Pude ver el rostro de Cristo en cada una de las señoras participantes y ver cómo Cristo quería estar con ellas, acompañarlas, consolarlas, lanzarlas a ser una mejor versión de sí mismas para Él y para tantas personas que lo necesitan. Tal vez por eso quise centrar el triduo en el tema del amor, pues sólo cuando nos sentimos amados de verdad, podemos luego hacer algo por los demás y por Dios. En fin, que en resumen fueron días de llenarte el alma -en esta bella familia del Regnum Christi en Tuxtla- para poder transmitirlo a muchos otros”, compartió como testimonio el P. Juan Antonio Ruíz, L.C., tras finalizar el triduo y sentir los frutos de su esfuerzo.

En la contemplación, el contenido se enfocó en etapas de José, María y Jesús por motivo del Adviento mediante lecturas desde la Anunciación hasta el nacimiento de Jesús; además de lecturas de la vida de santos como San Agustín, San Ignacio, San Bernardo y varios más.

Las señoras también estuvieron acompañadas en este triduo por el nuevo capellán de la localidad, el  P. Carlos Luján, L.C., y el capellán actual, P. Miguel Guerra, L.C., quienes estuvieron confesando y dando dirección espiritual a todas las señoras que así lo quisieron, quienes gracias a ellos recibieron la gracia del perdón y pudieron sanar o platicar conforme el triduo avanzaba en intensidad.

“Me dejó frases para sembrar en mi familia y amistades como: el egoísmo nos hace considerar a Dios como amenaza, la santidad crece con la capacidad de conversión, arrepentimiento, disponibilidad de volver a empezar, capacidad de perdón y reconciliación. La santidad no es un lujo sino una necesidad”, compartió Mónica García Wong.

“Aceptar mi realidad sin modificarla, ahí tal vez Dios quiere que crezca en el amor, que reluzca en la santidad. Día a día, momento a momento. Actuar con amor, siempre con amor” mencionó el P. Carlos Luján, L.C., en la homilía del sábado. “Si caigo, Señor tú me levantas por que soy débil y tú eres toda fortaleza y amor”.

El sábado se vivió la adoración nocturna que “fue un obsequio del amor de Dios, ahí se sentía a Dios presente entre todas, fue hermoso” compartió una de las señoras ya que duró casi tres horas en la exposición del Santísimo con adoración y cantos.

“El fruto del Triduo fue encontrar el amor de Dios en la vida y actuar en consecuencia como hija predilecta de Dios” mencionó una participante al final del triduo.