El grupo de señoras de la ciudad de Córdoba emprendió, el martes 4 de junio de 2024, una peregrinación llena de fe y entusiasmo hacia a la Isla de las Conchitas, Veracruz, con el propósito de encontrarse con la imagen de la Virgen María, desata nudos. 

Las peregrinas disfrutaron de un ambiente de paz y hermandad, ofreciendo sus obras y rezando la Coronilla de la Misericordia, acompañados de cantos de alabanza a Nuestro Señor. El primer destino de la peregrinación fue la Parroquia de San Charbel, donde  alrededor de las 9:45 hrs. se encontraron con peregrinas de la ciudad de Tuxtepec, Oaxaca, quienes también participaron en esta experiencia espiritual. Al rededor de 50 señoras fueron las que se congregaron como una comunidad de apóstoles en dicha peregrinación.

Esta experiencia tuvo como centro la celebración de la eucaristía que comenzó a las 10:15 hrs. presidida por el P. Juan Antonio Torres, L.C., quien ha acompañado y procurado espiritualmente a la comunidad durante varios años. En su homilía, el P. Juan recordó que:

“todos somos peregrinos en búsqueda del Cielo y debemos confiar en la intercesión de Nuestra Madre”,

con estas palabras motivó a los presentes a prepararse para el gran Jubileo del año 2025: “Peregrinos de esperanza” y subrayó la importancia de un tener corazón dócil y confiado a la Providencia teniendo una continua acción de gracias.

Después de la celebración litúrgica, las peregrinas continuaron su camino hacia el embarcadero en Mandinga, donde las lanchas las esperaban para llevarlos a la Isla de las Conchitas. Animadas y disfrutando de la brisa, las señoras escucharon las historias de su guía. Tras unos 15 minutos de navegación, desembarcaron en la isla, donde se había dispuesto un espacio para rezar y llevar las intenciones a Nuestra Madre Inmaculada escritas en listones blancos.

En el centro de la isla, un nicho entroniza una escultura de la Virgen María, en la parte posterior se puede observar una zona llena de listones de colores llenos de agradecimientos. Las peregrinas se colocaron alrededor de la imagen y rezaron con devoción los misterios dolorosos del Santo Rosario, acompañados de cantos y jaculatorias especiales para la virgen María, desatadora de nudos.

La estancia en la isla estuvo llena de fe, esperanza y caridad, con lo que se experimentó la presencia y la gracia de Dios. Al regresar a tierra las asistentes disfrutaron de la comida y una  convivencia fraternal en compañía del P. Juan Antonio. 

Al final del día, las peregrinas regresaron a sus ciudades con la plena intención de volver a la isla y con la convicción de que, en las manos de María, todo estará bien.