Por P. José R. Valencia, L.C.
Un “gurú” tiene respuesta para todo, difícilmente se equivoca y tiene los pasos necesarios para alcanzar la plenitud y el éxito. Yo no soy uno de esos… Quiero compartir algunas reflexiones del trabajo que he tenido en mis 26 años como miembro del Regnum Christi. Alguna idea te puede servir para tu equipo o tu sección, alguna te puede llevar a confirmar que en tu ciudad “eso no funciona”, o espero que más de alguna te haga revivir experiencias de esas que se clavan en el corazón y nos hacen sentir que “somos RC”.
Volver a empezar
Después de la crisis que sufrimos como institución, muchas secciones han tenido que resurgir de las cenizas, otras tienen algunos “dinosaurios” maravillosos que nos pueden mostrar el camino que pudo haberse erosionado con la tormenta. Lo que es seguro es que ante los veloces cambios de la juventud, urge seguir actualizando nuestro modelo evangelizador sin perder lo esencial para formar apóstoles.
Así que si te encuentras con la necesidad de relanzar tu sección o equipo, te recomiendo ante todo tener mucha fe en que Dios sigue haciendo grandes milagros a través del RC. Dios tiene un gran sueño que tiene cara de ejército de apóstoles, tiene el rostro del amor misericordioso de la Iglesia en salida del Papa Francisco.
Cuando hace 3 años empezamos a remodelar el centro y a planear un calendario, volvimos a empezar la sección… pusimos un lema: “sembrando una nueva época”, porque nos dimos cuenta de que algo grande resurgía, que formábamos parte de la nueva primavera de la Iglesia, y de que después de la poda viene el hermoso verde y fresco resurgir… Así que aunque no veas claro, anímate, confía en Cristo y ¡manos a la obra!
Tienen sed del Dios vivo
¡Cuántos jóvenes necesitan ser escuchados! ¡Cuántos no tienen padre o madre cercanos! Cuántos buscan la felicidad en sus horas de series, del culto a su cuerpo en el gym o en las compras de moda… Lo primero que hay que hacer es rezar, suplicar a Dios que construya la casa, que responda a los interrogantes de los jóvenes. Hay que llenarnos de Dios. Recuerda ese salmo que tanto ayuda: “si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles”. Fue hermoso poder asignar una misa todos los lunes en la sección, obviamente nadie asistía, pero sabía que Él los iba a ir atrayendo… Como dice el Papa “La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”.
Después fue hermoso poder iniciar con una pequeña plática en cada salón de las escuelas en las que nos invitan a colaborar. Esas pláticas, que ahora son una hermosa tradición de inicio de curso, me permitieron conocer a la grey, o la raza como dicen los del norte…, y ver que sí querían escuchar, que sí tenían preguntas y muchas… así que opté por pedirles que al final anotaran sus dudas y me indicasen si querían de vez en cuando hablar con un couch. Algunos de sus comentarios escritos fueron: “Padre, no deje de venir; gracias por dedicarnos tiempo; hace mucho que nadie me hablaba de Jesucristo; ¡quiero ayudar!; etc.”… Así, mi sorpresa fue enorme al ver que la gran mayoría quería hablar, querían preguntar, querían ser escuchados… de esta manera, empezó la hermosa aventura de ser couch y amigo de decenas de jóvenes que hoy participan o no en la sección. Qué importante es la dirección espiritual – nombre ya más formal de esas entrevistas- frecuentes, abiertas y “en salida”. No podemos esperar a que ellos vengan, tampoco los vamos a obligar…, pero sí podemos suscitar el ambiente para que se acerquen a hablar. Y no me refiero sólo a la dirección espiritual propia del sacerdote, el colaborador del RC que estaba conmigo también inició esta aventura de dedicar horas y horas a escuchar, a acompañar, a conocer al rebaño y a mostrarles un camino hacia el Dios vivo.
Entre los jóvenes que entrevistaba con frecuencia durante varios meses, naturalmente algunos fueron descubriendo un camino de crecimiento espiritual y humano, y algunos querían hacer grandes cosas pero no sabían cómo, o simplemente nadie les había invitado. Por ahí empezó a surgir la necesidad de tener un grupo para formarse y hacer el bien pero ¡a lo grande!
Las brasas ardían
Cuando mueves las cenizas de una fogata a veces te encuentras con que en la parte de abajo hay aún brasas ardiendo. Y así fue, en la sección había algunos formadores, que en broma les llamo “dinosaurios”, que fueron piezas claves para volver a empezar. Mis predecesores mantuvieron o formaron algunos jóvenes o ya casi señores, que creían en el RC, que amaban a Jesucristo, que rezaban todos los días… Con ellos pude hacer un pequeño grupo de conferencistas expertos para las primeras reuniones de nuevos formadores y para los primeros proyectos apostólicos. ¡Grandes hombres de Reino que saben que ha llegado la hora de los cofundadores: Me toca a mí, de mí depende!
Alguno de ellos, Mike, me dio dos consejos: si lanzas una actividad, hay que hacerla pase lo que pase, sean cuántos sean… y el otro: sé disponible, que los jóvenes siempre te puedan encontrar ya sea en la sección o con un mensaje, siempre hay que estar ahí. Y no siempre lo he cumplido, pero me ayudó en especial durante el primer año. Hubo que sembrar y confiar pues no se veía mucho futuro, confiar en que algún día daría fruto…
PUNTO PARA REFLEXIONAR: ¿Crees de verdad que Dios puede hacer de tu sección o equipo un ejército de apóstoles que transformen este mundo?
VERSÍCULO PARA VIVIR: “Sin mí, no puedes hacer nada” (Jn 15,5)
¡APLICA! Repasa los principios metodológicos del manual RC (de persona a persona, de vértice a base, hacer-hacer…) y úsalos para relanzar tu equipo o sección.