Por P. José R. Valencia, L.C.
¿Cómo hago para que los jóvenes se comprometan? La gran pregunta que todos nos hacemos. Creo que la respuesta es que no podemos lograr que TODOS se comprometan. El RC es una vocación pero dentro de ella hay algunos que demuestran interés y compromiso especial. Ellos son los formadores, aquellos jóvenes que por su dedicación a la formación, oración y apostolado se empiezan a convertir en verdaderos líderes de la sección. Es de esperarse que los puestos directivos de la sección estén en sus manos para garantizar una mejor solidez.
“El RC es
una vocación…”
Cuando hace 3 años relanzamos la sección, una de las primeras tareas fue encontrar jóvenes que realmente quisieran comprometerse con Cristo y que destacasen en algún campo de liderazgo. Ese pequeño grupo de 5 jóvenes se ha convertido en 30 formadores que dirigen ahora la sección, los equipos y los apostolados.
¿Cómo puedo ser formador?
Lo primero es conocer lo básico de tu fe, del ser humano y del RC. No basta tomar los cursos o círculos de estudio que se ofrezcan al respecto, si no que necesitas tener experiencias y encuentros con la persona de Jesucristo. Por ello tus años en el ECYD o tus primeros meses en el RC te ayudarán a tener una preparación vivencial y teórica básica. Aquí entran todas las maravillosas oportunidades que te brinda el RC: retiros de mes, círculos de estudio, triduos, convenciones, encuentros con Cristo, dirección espiritual, etc. Una vez que tengas un conocimiento del RC, podrás solicitar ingresar a la formación concreta del formador que consiste en una serie de competencias directivas y pedagógicas, aunadas a una profundización en los temas de vida cristiana, antropología y RC. En algunos lugares estos módulos se ofrecen a manera de diplomados con valor curricular.
“…tener una preparación vivencial
y teórica básica…”
¿Qué implica ser formador?
Coherencia… Coherencia de vida, vivir tu vocación al RC a fondo y coherencia formativa pues nadie puede dar lo que no tiene. Uno de los puntos débiles que a veces tenemos, es que nos dedicamos mucho al apostolado y descuidamos la preparación de nuestros apóstoles. Los formadores deben ser la roca sólida hablando de la parte doctrinal y de liderazgo en una sección. No implica tener compromisos extras, sino vivir a fondo el compromiso de formación, oración y apostolado. Obviamente Dios no dejará de pedir más, a quién más le da… Juan Pablo II siempre nos alertó que el mundo necesita testigos, y no tanto de maestros. Por ello es fundamental la coherencia de vida, el fuego interior que nutre el deseo formativo que siempre debe estar también “en salida”, formarme para los demás y no para contemplarme en un espejo.
“…formarme
para los demás…”
Formar formadores
El efecto multiplicador de los discípulos de Cristo está en formar personas capaces de formar a más. Tener catequistas, conferencistas especializados, directores de instituciones de transformación social, formadores de adolescentes, expertos en acompañamiento, maestros. Busquemos formar personas que sepan a su vez llegar a más como Cristo lo hizo. El Papa Francisco en la Evangeli Gaudium insiste que no se necesita demasiado para poder predicar a Cristo, que tampoco nos vayamos al otro extremo de querer complicar demasiado la evangelización con miles de requisitos en cursos. Como siempre el equilibrio es necesario. Ni apóstoles sin formación, ni sabios que no sean apóstoles.