Por P. José R. Valencia, L.C.
Como te decía, yo no soy ningún experto, sólo quiero compartirte mi experiencia y hablar de las maravillas que está haciendo el Señor en el RC. Te comentaba que en ese primer año (hace 3 años) fue fundamental salir a buscar a los jóvenes a través de conferencias en grupos reducidos de su salón de clases y a través del contacto personal por medio de la dirección espiritual. Fue en una de estas entrevistas cuando conocí al primer joven que me tocó acompañar en su enfermedad. Javier me platicó que había sido diagnosticado con un cáncer e iniciaría su proceso de quimio. Fue mi primera unción de enfermos a un joven que junto con la comunión le marcaron a él y a mí… Ahí palpé con especial fuerza el amor de Cristo por los jóvenes, el amor de un Dios que sueña con el proyecto de esperanza que es cada joven.
“…el proyecto
de esperanza
que es cada joven…”
Más adelante me di cuenta que había ilusión, había sueños, había confusión, había vacío en la vida de tantos jóvenes que poco a poco se acercaban a Cristo a través de mí. Pero también me di cuenta de que las entrevistas no bastaban para cambiar sus vidas, para que se encontraran verdaderamente con Jesucristo.
Así nos lanzamos a tener la primera reunión de futuros formadores de la sección. Citamos a algunos interesados y les explicamos que queríamos sembrar una nueva época en el RC, les contamos la historia y les invitamos a prepararse para ser los nuevos pilares de la sección que formarían apóstoles para mejorar este mundo. No llegaron todos, y no todos los que empezaron terminaron su diplomado, pero al final del año ya tenía un primer grupo de 8 líderes comprometidos con la nueva etapa. Hoy varios de ellos son responsables de equipo, de grupo o directores de apostolados. Su diplomado consistió en los retiros de mes, una tarde cada dos meses y tres actividades de fin de semana. Esas experiencias combinadas con las horas Eucarísticas, su vida de Reino y su apostolado les fueron fogueando para lo que vendría. Realmente los primeros dos años de este relanzar la sección fueron muy callados, sin grandes crecimientos, sin grandes eventos, era época de sembrar y de confiar en Dios. ¡Cuánto agradezco a Luis Alberto y Karim, colaboradores RC, y a Malcolm (consagrado) que supieron apoyarme en esta oculta tarea!
“Cuando en el RC
trabajamos en sinergia,
¡logramos cosas maravillosas!”
En ese primer año también empezamos la fundación de un programa de liderazgo preuniversitario. Con este programa pudimos llegar a los mejores promedios académicos y por medio de talleres y diferentes conferencistas de alto nivel, acercar el RC con sus apostolados a jóvenes que muy probablemente nunca hubieran tenido esta oportunidad. A través de este programa cada año varios jóvenes redescubren a Jesús e incluso se incorporan al RC. Es un programa de excelencia que involucra a la sección de adultos y jóvenes, a las prepas, a la universidad y a los apostolados. Cuando en el RC trabajamos en sinergia, ¡logramos cosas maravillosas!
“…siempre seguir adelante
y estar disponible…”
Finalmente, en ese primer año fuimos relanzando con más fuerza los apostolados como juventud misionera y soñar despierto que se habían mantenido a pesar de la tormenta…, estaban debilitados, necesitados de sangre nueva y de apóstoles bien formados. Las misiones de semana santa y los macroeventos seguían siendo oportunidades excelentes para invitar jóvenes a vivir la alegría de dar, la alegría del Evangelio. Poco a poco fuimos recuperando las actividades ordinarias de la sección como los encuentros con Cristo, los círculos de estudio, los retiros de mes, los fines de semana de formadores y las horas Eucarísticas. Éramos muy pocos, y era difícil que todos pudieran asistir al mismo tiempo, algunas actividades tuvimos que cancelarlas o realizarlas sólo con unos cuantos. Ahí es cuando recordaba el consejo de Mike: siempre seguir adelante y estar disponible.
Al final del primer año sí me preguntaba en la oración si daría fruto…, tuvimos nuestra convención de verano o cursillo y me di cuenta de que Dios estaba ahí, de que los jóvenes lo necesitaban, de que yo quería ir más rápido…, pero Dios tenía sus planes y había que esperar. ¿Vendrían tiempos de cosechar?
PUNTO PARA REFLEXIONAR: ¿Estás dispuesto a sembrar con fe y perseverancia, cueste lo que cueste?
VERSÍCULO PARA VIVIR: “Mis caminos, no son tus caminos” (Is 55,8)
¡APLICA! Su tuvieras la certeza de que tu equipo o sección van a ser algo grande pero va a llevar tiempo. ¿Qué harías para garantizar una construcción sólida a largo plazo?