Por P. José R. Valencia, L.C.
Llegaron los tiempos de cosechar. En el tercer año, los nuevos formadores recién graduados con el diplomado y la convención de verano empezaron a tomar equipos. Fueron los primeros responsables de esta nueva época. De repente la sección sí podía crecer. Ya podíamos delegar la formación y la proyección de apóstoles en estos jóvenes. Les faltaba aún mucho por formarse pero tenían ya un mínimo para poder decirse #soyrc y para impulsar a otros a este camino.
Se triplicó el número de equipos, los apostolados tenían nueva vida y las actividades ordinarias de la sección iban adelante. ¡Había sección! Pero lo más importante no era eso, era ver el trabajo que Cristo iba realizando en el corazón de cada joven. Recuerdo uno que hizo su primera comunión en misiones, otro que estaba ilusionado por ser colaborador al terminar la prepa pues veía que podía hacer mucho con su vida. Cada joven es una historia. Cada historia un milagro del amor de Dios que sale a nuestro encuentro.
“…se percibe
que Dios está
actuando…”
En este tercer año, cada equipo tenía sus encuentros con Cristo, su círculo de estudios, participaban de forma más nutrida en retiro de mes (aunque todavía nos falta…), en su apostolado (también nos falta, ¡qué retos!) y en su vida de oración (dejarse encontrar por Aquel que todos los días nos busca). Hay un ambiente especial entre los formadores y tenemos que lograr que se permee a todos los equipos, un ambiente de caridad, de inconformidad con nuestro mundo, de auto conquista y de apertura a Dios.
Empieza a notarse el influjo de estos pequeños líderes en sus salones de clases y en su colegio. Se palpa la acción fermento propia del cristianismo, se percibe que Dios está actuando. Este año relanzaron Gente Nueva con sus brigadas humanitarias, Soñar Despierto creció en la calidad y cantidad de sus programas, y lo mismo las misiones de Juventud Misionera. El Programa de liderazgo llegó a su tope en el número de alumnos, al igual que la convención nacional de verano RC. En estos años el ECYD también ha sido un factor decisivo pues los jóvenes que provienen con hábitos de oración, de apostolado y de formación hacen la diferencia en la sección de Reino. No se puede decir que todo va bien, pero sí que Dios está realizando su obra, con subidas y bajadas, se están forjando los apóstoles que Cristo necesita.
“…comparten
su ilusión…”
Una mamá me decía ilusionada, cómo Dios a través del RC había cambiado la vida de su hijo. Para ella fue la salvación de un joven que parecía que la superficialidad y la banalidad lo envolvían. Un profesor me platicaba que ya no sabía cómo controlar tantas iniciativas de hacer el bien entre sus jóvenes. Una maestra me contaba emocionada que sus alumnos habían iniciado una adoración durante los recreos. Es hermoso también ver las actividades mixtas (sobre todo de apostolado), en donde jóvenes y niñas de Reino comparten su ilusión por grandes retos, su ilusión por ser lo que Dios espera de ellos y ¡celebrar la misma fe!
PUNTO PARA REFLEXIONAR: ¿Qué crees que se debe hacer para mantener viva una sección y no caer en la rutina?
VERSÍCULO PARA VIVIR: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5)
¡APLICA! Identifica los elementos débiles de tu equipo o sección y empieza por retomar aquellos que colaboren realmente en la formación integral de apóstoles.