Por P. José R. Valencia, L.C.

“Mirad como se aman”, así señalaban los soldados romanos a los primeros cristianos. ¿Podemos vivir el centro del cristianismo con la misma fuerza? San Pablo nos indica que podemos ser grandes sabios, podemos hacer grandes cosas o hasta dar nuestra propia vida en el fuego, pero que, si no tenemos amor, de nada nos sirve… En el Regnum Christi tenemos que empezar a vivir en círculos concéntricos la caridad. Primero entre los formadores, entre los responsables, entre el equipo, entre los apostolados, ¡entre todos!

Empecemos por esforzarnos en vivir la caridad con los más cercanos, y a veces más difíciles, como la familia y los compañeros de escuela o trabajo. Y luego lleguemos hasta los enemigos como nos enseñó Cristo pasando por los más necesitados.

“…al encuentro
con Cristo…”

Hay tantas personas que sufren de alguna carencia física, afectiva o espiritual. ¡No pueden morir! Tenemos que salir a buscarlas de la manera más eficaz, tenemos que fundar los proyectos y los apostolados más adecuados para atacar las causas y no las consecuencias de sus carencias. Todos conocemos esa frase: “no des pescado, sino enseña a pescar”. El RC se suma a la misión del Evangelio de cambiar este mundo, de ser misioneros, de construir la civilización del amor, de emprender obras que dejen huella social y personal. Obras que no se queden en “selfies” o en simples ONG’s, sino que lleven al encuentro con la persona de Cristo dentro la misión salvadora de su Iglesia. Y me detengo para alertar del peligro de siempre estar creando obras nuevas en vez de apoyar las ya existentes. Tenemos que tener la humildad de continuar el trabajo que otros comenzaron bajo la acción del Espíritu Santo, y no siempre querer empezar desde cero. Sumémonos a los muchos apostolados del RC, y ahí sí, pongamos toda nuestra creatividad para innovar con proyectos y sueños.

Pero no podemos dar lo que no tenemos… Si primero no nos amamos entre nosotros, si primero no se vive el servicio y la comprensión en tu equipo o sección o familia, ¿cómo vas a ir a predicar lo que no vives? Por eso insiste el Papa Francisco citando al Papa Benedicto que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción. Y amar se dice fácil, a veces somos poco creativos en el amor, nos conformamos con amar de pensamiento o de buenas intenciones. Nos conformamos con un amor a la defensiva en donde sólo evitamos lastimar al prójimo. ¡Qué diferente es el amor misericordioso de Dios que da sin límites! Amar sin medida, diría San Agustín o de una forma más plástica, San Juan Bosco diría que no basta con amar a las personas, sino que tenemos que lograr que se sientan amados, que lo perciban, que lo experimenten. ¿no es esa una de las razones por las que Cristo decidió salvarnos a través de la cruz? Podría salvarnos con un edicto, con un milagro… ¡pero no!, quiso hacerlo de una forma que “nos sintiéramos amados”, en la que no quedara duda de cuánto nos ama, “hasta dar la vida por sus amigos”.

¡crea una
comunidad
de apóstoles!

En nuestro mundo lleno de contactos y de grupos de whatsapp es más fácil perdernos con tanta gente y no amar a ninguno. Sentir que conocemos a muchos y que muchos nos dan “likes” generando redes de amistades tan grandes que son virtuales, superficiales e insostenibles. Te invito a crear mejor una comunidad de hermanos en la fe bien definida, de amigos en Cristo, de familia RC…, y luego hacer que esta comunidad comparta este amor con más personas, ¡crea una comunidad de apóstoles!